"Había sido un día maravilloso. A principios de mayo había ido a visitar a su hija a Nueva York y nos mandó un mensaje contando que tenía muchas ganas de volver pronto a la montaña. Era lo que deseaba. Llevábamos cuatro horas de ruta, pasándolo muy bien, pero al final de la crestería fue la fatalidad; la tenía ahí, qué le vamos a hacer". Así explicaba ayer lo acontecido una de los doce amigos que acompañaban a la policía local gijonesa Rosario "Charo" Castelao Fernández cuando sufrió el accidente que le costó la vida en una ruta circular cerca de Riaño.

Los 13 forman parte de un grupo de aficionados a la montaña de diversas localidades de Asturias y de León que se denominan "Los Xerpass", que se formó hace cinco años a partir de un grupo de Whatsapp y al que Charo se incorporó hace dos años. Con ellos se inició en la montaña, que se convirtió en su gran pasión, hasta el punto de que iba a comenzar a formarse en escalada en rocódromo.

Charo Castelao, que en agosto cumpliría 58 años, "vivía con mucha intensidad las cosas que hacía, era muy sonriente y abierta, muy vital y siempre con mucha ilusión", recuerdan sus amigos. Fue una de las primeras mujeres en la Policía Local de Gijón, en la que ingresó en 1981. Actualmente era la coordinadora del servicio de atención a las víctimas de tráfico y sus compañeros en la Jefatura la recuerdan como "siempre valiente, generosa y cariñosa". "Y toda amabilidad", indicó otro amigo.

Separada de un funcionario municipal y madre de una hija que trabaja en Nueva York, en su última salida estrenaba una chaqueta de montaña que había comprado una semana antes en la ciudad estadounidense. Cuando apenas quedaba poco más de una hora para volver a los coches, Charo Castelao se precipitó al vacío cuando afrontaba un destrepe de unos dos metros, cerca del Peñón de La Collada, cuya cima ronda los 1.700 metros. Había optado por la ruta menos fácil, mientras otra parte del grupo prefirió por una caminata más sencilla. Cuando se despeñó cayó unos 40 metros golpeándose contra las rocas. Eran las tres y dos minutos de la tarde. Sus amigos creen que falleció en el acto. El rescate del cadáver se prolongó durante tres horas.

Su cuerpo, que ayer permanecía en el Instituto Forense de Medicina Legal de León, por expreso deseo suyo ha sido donado para la ciencia igual que deseaba donar todos sus órganos para trasplantes. Su generosidad llegó hasta el final. Su hija regresó ayer desde Nueva York y la familia la llora en la intimidad. La Policía Local le rendirá un homenaje, ya fijado, en el Antiguo Instituto este miércoles, a las cinco de la tarde.