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Repique de campanas en Santolaya

La iglesia de Baldornón, tras cuatro años clausurada por riesgo de derrumbe, volvió a acoger una misa dominical

Exterior de la remozada iglesia de Baldornón. V. F.

"¿Se oyeron las campanas? Espero que os haya gustado volver a oírlas tanto como a mí me prestó tocarlas".

El párroco de Santa Eulalia de Baldornón, José Manuel Alonso, vivió ayer con entusiasmo la reapertura del templo de Santolaya, tras cuatro años clausurado por riesgo de derrumbe. Fue una reinauguración sencilla, con una misa dominical a las 10 de la mañana, la hora tradicional del culto en Baldornón, en la que abundaron las flores y los cánticos, pero sin más extraordinarios que la emoción de muchos parroquianos y la del sacerdote. La celebración solemne por la reapertura del templo queda reservada para el próximo mes de octubre, cuando ya está prevista la visita del arzobispo -como ayer adelantó el párroco- y la participación en una misa de fiesta de algunos de los sacerdotes gijoneses que ayudaron estos años a impulsar la obra de reforma del templo, en la que económicamente colaboraron vecinos, Arzobispado y amigos del templo de Santolaya.

En los próximos meses, hasta octubre, dará tiempo a completar las labores de acicalado de una iglesia en la que hubo que invertir cerca de 150.000 euros para atajar las grietas que ponían en riesgo la estabilidad del edificio, y que eran debidas al paulatino corrimiento de tierras de la finca sobre la que se asienta el inmueble, intensificado en el invierno de 2012 por las lluvias.

La inversión en un muro de contención, inyección de resinas en el terreno, nuevas aceras adecuadas para la recogida de aguas de la cubierta, y otras actuaciones mínimas necesarias, han permitido que se pueda volver a usar el templo sin el temor de que pudiera ocurrir una desgracia, como llegó a temer el párroco. De ahí que ni siquiera en estos años se pudieran tocar las campanas de la torre, precisamente una de las partes más vulnerables del edificio, y todo el culto quedó recluido en una pequeña capilla anexa al cementerio municipal.

La misa de reinauguración se dedicó ayer a la memoria del que fuera anterior párroco de Baldornón -también de Fano y las parroquias de La Collada y Muñó (Siero)-, Bernardino García García, un sacerdote que estuvo al frente de la comunidad 41 años -hasta su jubilación en 2004- y que falleció en 2007. Pero dado lo especial del día, el párroco no dejó de animar a los presentes para que dedicaran la celebración a "quien cada uno quiera". Y allí estaban, en la memoria, los parroquianos fallecidos en estos últimos cuatro años a los que les queda una misa pendiente en su iglesia.

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