El proyecto de innovación educativa Aulab, por el que han pasado más de diez mil alumnos de ochenta y una escuelas e institutos públicos asturianos, es uno de los éxitos de Laboral Centro de Arte. Lo acredita que fuera elegido, el año pasado, como uno de las diez iniciativas europeas más innovadoras en el marco de los galardones NICE Awards Europeos. El taller "Humanos y máquinas", que María Castellanos y Alberto Valverde imparten estos días en las instalaciones de Cabueñes, es una de las actividades con las que se quiere enseñar a estudiantes de ESO y Bachillerato -una generación ya de nuevos nativos digitales- el uso creativo y artístico de las tecnologías que vienen modificando desde los años ochenta nuestra relación con el mundo.

"Taller experimental de arte y tecnología". Es la definición que Castellanos y Valverde prefieren para el conjunto de enseñanzas que transmiten a estos jóvenes con edades comprendidas entre los catorce y los dieciocho años. Sensores, micrófonos, servomotores, acelerómetros... Son los términos habituales entre quienes participan en "Humanos y máquinas". El objetivo es que cada uno de estos jóvenes pueda desarrollar un proyecto propio, en unos tiempos en los que la fabricación digital lleva camino de convertirse en una asignatura más. Al igual que sucedió con los ordenadores, los centros de educación empiezan a incorporar por ejemplo impresoras 3D y a tener sus propios laboratorios tecnológicos.

"Partimos del concepto de 'hazlo tú mismo', así que damos herramientas para que puedan seguir investigando", explica Castellanos. "Enseñamos a partir de tecnologías que se puedes adquirir", añade Valverde. Ambos llevan trabajando desde al menos 2015 en el llamado "vestido inteligente", que pudo verse en el Centro de Arte, o en una mochila también "inteligente", que mostraron en Factoría Cultural de Avilés.

"Damos metodología para aquellos institutos que van más allá de la enseñanza reglada", indica Castellanos. Tanto ella como Valverde vienen investigando desde hace ocho años en las interacciones entre arte, nuevas tecnologías y creación. "Estas tecnologías han ido poco a poco entrando en el mundo del arte; de ahí que al mostrarles su uso, les enseñamos también a ver el nuevo arte", hace resaltar Valverde.

Una de las líneas maestras de Laboral, que es Centro de Arte y Creación Industrial, no se olvide, pasa por proporcionar "nuevas herramientas para la enseñanza que favorezcan la comprensión u la asimilación, de forma transversal, de las materias de toda la vida (matemáticas, lengua, arte, ciencias sociales...) a través de la programación creativa, la robótica, la televisión experimental, la ciencia, el diseño y la fabricación digital". "Lo que se hace aquí es pionero, pero dentro de unos años se harán cosas similares en todos los colegios", dicen los responsables del taller "Humanos y máquinas". Y recuerdan que en Europa hay ya centros que apuestan por este uso creativo de las nuevas tecnologías. "Se trata de que los chicos puedan hacer cosas con la impresora 3D, porque el futuro va por ahí, o la importancia del código abierto para que puedan crear su propia tecnología", subrayan.

Valverde, que es crítico con algunos aspectos (o peligros) del llamado "internet de las cosas", cree que la enseñanza en la que confluyen nuevas tecnologías y creatividad se abrirá paso en diez o quince años: "Hay que formar a los profesores". Los jóvenes que pasan por este taller del Aulab de Laboral utilizan tecnología puntera y otra de características más domésticas. Hay que conocer también los peligros del mundo que viene o en el que ya estamos inmersos. "En una sociedad hiperconectada hay un riesgo evidente de control de los ciudadanos que afecta a los derechos civiles; en China ya lo están haciendo", afirma Valverde. Éste y María Castellanos, que tienen la beca del Museo Antón, trabajan en un proyecto de impresión de escultura de tamaño humano.