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Nueva etapa del Grupo Covadonga con las instalaciones de Las Mestas

Torcuato Fernández-Miranda y Hevia, como pasó con el Ateneo Jovellanos, también fue fundamental con su apoyo total a la entidad multideportiva

Colocación de la imagen de la Santina en el Grupo 2000.

Torcuato Fernández-Miranda y Hevia -en sus tiempos de rector de la Universidad de Oviedo- fue fundamental para abrir otras puertas a la cultura en aquellos sombríos tiempos en los que la censura previa pendía sobre nuestras cabezas, con el espaldarazo oficial dado al Ateneo Jovellanos, cuya iniciativa de creación fue del republicano Víctor Manuel Pérez Prendes, el padre de Juan Ramón Pérez Las Clotas. Entre republicanos estaba aquella cierta apertura, ya que tal como me aseveró su nieto Juan Fernández-Miranda, "aunque intelectualmente era republicano, mi abuelo Torcuato consideró que la monarquía era la mejor forma de Estado para la transición política".

De ahí que votase en contra de la Constitución de 1978 explicando que estaba en desacuerdo con el régimen de las Autonomías, ya que tenía muy claro, como buen republicano, que sería un desastre económico para España. Ante el desalentador panorama político actual, donde no todos somos iguales, hay que preguntarse: ¿Torcuato tenía razón o no?

Siempre pendiente de todo lo que pasaba en Gijón, como había hecho con el Ateneo Jovellanos, Torcuato Fernández-Miranda también dio todo su apoyo al Grupo de Cultura Covadonga -siendo el todopoderoso ministro secretario general del Movimiento Nacional- para iniciar una nueva etapa con las espectaculares instalaciones en el entorno de Las Mestas.

Un Grupo nacido de una escisión con el Centro Asturiano. Las vueltas que da la vida y lo que son las cosas, ya que si el Grupo de Cultura Covadonga nació de una escisión del ya entonces inmovilista Centro Asturiano de La Habana -del que mi padre fue socio fundador y del que a mí me echaron por cometer la osadía de escribir un artículo en defensa del acceso de las mujeres a un salón reservado para los hombres- ahora las aguas han vuelto a su cauce con la absorción del Centro Asturiano de La Habana a causa de su quiebra técnica, por una nefasta gestión durante décadas. Así que al oponerse los recalcitrantes socios del Centro Asturiano de La Habana al fomento del deporte, un grupo de sesenta amigos encabezados por Alejandro Roces Antuña y Justino de la Cerra Lamuño -entre los que se encontraban Emilio Tuya García, Manuel Manso García, Emilio Alemany Bolufer, Félix Guisasola y García-Castañón, Gonzalo del Campo y del Castillo, Mario de la Torre y García-Rendueles, Adolfo Meana Amado, Ramón Noguera Delgado, Vicente Huici Miranda, Joaquín Alonso Díaz y Dionisio Cifuentes, todos ellos de confianza del imperante Movimiento Nacional- fundaron el Grupo en una extensa propiedad en la antigua calle del Molino.

Los estatutos lograron su aprobación el 10 de mayo de 1938, estableciéndose su sede social en el número 6 de la calle del Molino, en "la Huerta", unos cinco mil metros cuadrados gentilmente alquilada por un precio simbólico por uno de sus socios fundadores, el gran benefactor Dionisio Cifuentes. El escudo fue ideado por Ramón Noguera Delgado: una bandera blanca ondeando por el viento enmarcada por los colores rojos de la bandera de Gijón y las letras GCC, de color azul identificativos de la bandera de Asturias. Durante tres décadas allí tuvo su sede principal la sociedad deportiva, que excluyó la práctica del fútbol ya profesionalizado. Su primera Junta Directiva quedó constituida el 26 de septiembre de 1938, bajo la presidencia de Emilio Alemany Bolufer, que manejó un presupuesto que no llegaba a las dieciocho mil pesetas. El éxito de la iniciativa fue tal que pronto superaron los quinientos socios. Durante los siguientes años fueron presidentes del Grupo de Cultura Covadonga: Mario de la Torre, Manuel Zorrilla, Ceferino Yáñez, Juan Palacio y Celso Martínez. Tanto su frontón, por el que pasaron los mejores pelotaris, como su piscina, inaugurada en 1962 -en la que José Antonio Roncero Zabala trató de enseñarme a flotar, lo que no consiguió, por lo que no saber nadar entre dos aguas es una de mis grandes limitaciones existenciales- instalaciones fundamentales para el desarrollo del deporte entre las nuevas generaciones.

El presidente Jesús Revuelta ideó el Grupo 2000. Tras la elección de Jesús Revuelta Diego como presidente, en el año 1967, se inició el proceso para hacer realidad el proyecto Grupo 2000. La operación -al margen de las importantes subvenciones otorgadas gracias al apoyo desde la sombra de Torcuato Fernández-Miranda, por la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes que presidía Juan Antonio Samaranch- pudo ponerse en marcha tras la venta de los terrenos de la calle del Molino, que ya eran propiedad del Grupo de Cultura Covadonga -dado que Dionisio Cifuentes se los había prácticamente regalado por la irrisoria cantidad de 417.500 pesetas- y que vendieron por cincuenta millones de pesetas, dada su estratégica ubicación urbanística al lado de la playa de San Lorenzo. Los terrenos al lado de Las Mestas costaron veinticuatro millones de pesetas, con lo que todavía quedaba un remanente para afrontar las primeras obras.

Una escultura de la Santina traída a pie desde Covadonga. El acto oficial de la colocación de la primera piedra angular del Grupo 2000 se celebró, ¡cómo no!, el 8 de septiembre de 1969, festividad de la Virgen de Covadonga, tras traer a pie desde la Santa Cueva una escultura de la Santina hecha por Cristina Carreño. En presencia del presidente del Grupo de Cultura Covadonga, Jesús Revuelta; el alcalde, Ignacio Bertrand, y el delegado provincial de Deportes, Jesús Valgrande, se le concedió el honor al grupista Antonio Sánchez Mondéjar -campeón de España de natación- de colocar la imagen de la Virgen de Covadonga sobre la espiga de hierro que todavía se conserva, ya que no quisieron que fuese enterrada como tradicionalmente así se hacía.

Jesús Revuelta y Braulio García murieron en accidente de tráfico. Tres años después, el 29 de junio de 1972, cuando retornaban felices tras sus gestiones en Madrid, no se dieron cuenta de la señalización que advertía del final de la dirección en un solo sentido, colisionando el vehículo que conducía Braulio García Martínez con una de las máquinas que realizaban las obras de la autopista hacia Adanero.

El Ayuntamiento concedió el nombre de Jesús Revuelta Diego a la calle que da acceso a las instalaciones del Grupo y al nuevo polideportivo se le dio el nombre de Braulio García, encargando a Rubio Camín la realización de un busto de Jesús Revuelta, que costó unas doscientas diez mil pesetas que costearon socios con una solidaria colecta.

El asesinato de Carrero Blanco impidió que el presidente de honor de la sociedad, Torcuato Fernández-Miranda, asistiese al acto de inauguración oficial, ya que se había retirado temporalmente de la vida pública.

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