Su facilidad de palabra y su don de gentes evitaron que sus víctimas sospecharan de sus verdaderas intenciones. Durante años adquirió diferentes personalidades, a cada cual de mayor postín. Se hizo pasar por sobrino de Isidoro Álvarez, el difunto presidente de El Corte Inglés; simuló ser pariente cercano de Rodrigo Rato; discípulo en Alsa de los Cosmen Adelaida y también director de una sucursal bancaria. Pero su verdadera identidad responde a F. V. V. P., un hombre de 43 años y natural de Villar de Gallegos -localidad próxima a Cenera (Mieres)- que tras estafar miles de euros a decenas de víctimas por toda la geografía española fue detenido por el Grupo de Delitos Económicos de la Comisaría de Gijón en León para después ingresar en la cárcel de Mansilla de las Mulas.

La investigación se inició en Marbella a raíz de la denuncia de una mujer a la que se ofreció para ayudarla con la gestión de la herencia de su padre. En este caso se hizo pasar por director territorial de un banco y le confió todo su patrimonio, unos 80.000 euros. Sólo la falta de liquidez convenció a la víctima de haber sido estafada. Es en esta ciudad malagueña donde un familiar de una de las afectadas, a raíz de la detención del supuesto estafador, ha creado una asociación para poner en contacto a todas las víctimas del susodicho a través del correo electrónico afectados.timador.asturiano@gmail.com.

Pero los afectados se reparten por toda la geografía española. Varios en Asturias. Uno de ellos, empresario, tenía un taller y cierta amistad con el estafador. El afectado se dedicaba a la venta de coches en la región, que adquiría previamente en Alemania. Al saber de esto, F. V. V. P. le ofreció traerlos él a un precio más ventajoso. Luego resultó que todas las facturas emitidas eran falsas y el IVA estaba por pagar, lo que supuso una sanción de Hacienda de 160.000 euros que el empresario asturiano estafado sigue todavía pagando.

Peor aún fue cuando el estafador suplantó su identidad. "Con la excusa de que sus coches llegaban tarde me pidió las llaves del almacén", explica el afectado. Así se hacía pasar por él con mayor facilidad, utilizando su nombre y sus instalaciones. Pero hizo negocios "con gente muy chunga" y dedicada a asuntos de drogas. "Les dejó algo sin pagar y vinieron a por mí", reconoce este empresario, al que tuvieron un fin de semana retenido contra su voluntad para saldar cuentas. Logró convencerles de su inocencia, así logró que no atentasen contra él pero no se libró de abonar la deuda, de entre 15.000 y 20.000 euros.

El modus operandi de F. V. V. P. estaba perfectamente diseñado. La forma de acceder a un grupo de personas era suplantando una personalidad. Iba entrando en círculos, prometiendo a cada uno lo que veía que necesitaba para así ganarse su confianza. Una moto, trabajo para un hijo, una vivienda a bajo coste o un ascenso. De esta forma, sus víctimas le adelantaban dinero con el pretexto de que hacía falta algo para conseguir lo que querían.

Esto último le ocurrió a un taxista, al que convirtió en su chófer personal y al que utilizó para comprar ropa y joyas, valoradas en 6.000 euros, con la promesa de que se los reintegraría con bonificaciones. Tan buenas migas hicieron que el taxista le invitó a un chalet que tenía en León. Curiosamente, F. V. V. P. no hizo el viaje en balde y se cameló a un vecino del pueblo para mediar en la adquisición de un inmueble. Fue su última actuación delictiva. Hasta allí se desplazaron agentes de la Policía Nacional de la Comisaría de Gijón para detenerle cuando se disponía a cerrar el trato de la venta fraudulenta. Pero el reguero de víctimas era largo.

Una de ellas era dependienta de El Corte Inglés, a la que engatusó haciéndose pasar por sobrino del dueño fallecido. Ella fue su vía de entrada a toda una planta del centro comercial. Con promesas de ascenso logró todo tipo de facilidades para comprar casi a diario artículos caros. También metió mano en una productora asturiana y se "asoció" con otra mujer a la que le ofreció blanquearle dinero y ahorrarse el IVA invirtiendo en un negocio en común. Todo un camaleón con corbata.