Los nidos de gaviota pueden estar en cualquier parte, y hay que descubrirlos. Por eso la ciudad cuenta de nuevo desde hace unas semanas con un equipo de "oteadores" encargados de localizar los lugares en los que las aves han puesto sus huevos para hacerse con ellos e impedir que nazcan nuevos ejemplares.

Se trata de una labor que se viene haciendo desde hace unos 20 años y que, como señala Gregorio González, responsable de la empresa que se encarga de la retirada de nidos, "empezó como algo anecdótico", en un momento en el que las gaviotas no ocasionaban demasiados problemas a las comunidades de vecinos. Pero de un tiempo a esta parte el número de parejas reproductoras ha aumentado de manera significativa hasta llegar, según los cálculos de los expertos, a unas 700. Y con este aumento de individuos se ha hecho necesario iniciar controles poblacionales retirando las puestas.

El trabajo comienza entre mediados de abril y principios de mayo, y se extenderá hasta la primera quincena del próximo mes de julio, coincidiendo con la temporada reproductora de las aves. Después de dos décadas de trabajo, los oteadores ya tienen localizados los lugares habituales en los que las parejas anidan, pero lo normal es que se realicen varias batidas de observación para detectar nuevos nidos. Además, los vecinos llaman a los expertos, que dejan recado en las comunidades para advertirles de que pueden contar con sus servicios tras detectar los huevos. La demanda, reconoce el encargado de la empresa, "es grande".

Además, es necesario observar varias veces los mismos lugares de nidificación porque "pueden hacer dos puestas si es que pierden la primera", advierte Gregorio González. En cada nido hay una media de tres huevos, si bien no todos son fértiles, y una vez que se retiran se llevan al Ayuntamiento para su control y destrucción.

El año pasado se retiraron en el casco urbano de Gijón un total de 549 nidos de gaviota patiamarilla, en tanto que el número de parejas detectadas fue de 633. "Teniendo en cuenta que existe un pequeño porcentaje de aves no detectadas, estimamos que el año pasado hubo del orden de 700 parejas reproductoras, a las que habría que sumar los ejemplares juveniles y no reproductores que también utilizan la ciudad como hábitat". señala el experto.

Difícil acceso

Difícil accesoLo más habitual es que las gaviotas pongan sus huevos en lugares de difícil acceso, en tejados y azoteas a salvo de la acción de los humanos y otros depredadores. Además, no dudan en mostrarse agresivas ante la presencia de oteadores cerca de sus nidos con "pasadas" intimidatorias, llegando incluso a tocar la cabeza de las personas con sus patas al volar para intentar rechazar la presencia humana, relata González.

Los trabajos para retirar los huevos y evitar que los nidos dañen tejados y bajantes de agua en los edificios del casco urbano se han iniciado este año más tarde que en anteriores campañas por las lluvias de las últimas semanas, pero los encargados de localizar las guaridas de las aves confían en que en los primeros días del mes de julio hayan dado por cerrada una campaña que "en principio, presentará cifras parecidas a las de años anteriores", señalan.