Un padre gijonés de 38 años ha sido condenado a ocho años y seis meses de cárcel, diez años de alejamiento -ni comunicación con ella- y otros seis años de libertad vigilada por abusar sexualmente de su hija biológica entre 2013 y 2015, en el domicilio familiar, aprovechando la ausencia en la casa de la madre de la menor, que tenía 14 años cuando comenzaron los abusos. Además deberá abonar una indemnización de 6.000 euros.

La sentencia emitida por la sección octava de la Audiencia Provincial considera probada la actitud libidinosa del padre hacia su hija durante al menos dos años en que "sin emplear la violencia y sin su consentimiento la hacía objeto de tocamientos en sus pechos y genitales o la hacía masturbarle -o lo hacía él-, llegando a introducirle un dedo en la vagina" cuando el progenitor se metía desnudo en la cama de su hija.

En la última agresión, el 12 de marzo de 2015, la joven grabó con su móvil la conversación con su padre, en la cama del dormitorio. "Lo que se puede oír en la grabación es de notorio contenido sexual", señala el magistrado. Durante la vista oral, celebrada el pasado mes de mayo, el condenado dijo no reconocer su voz en el audio emitido en la sesión pero sí la de su hija durante "sus manifestaciones contradictorias e inverosímiles", según sentencia.

Además de negar los hechos aseguró que "pensándolo fríamente, la denuncia obedece a un enfado de mi hija". Pero la sentencia deja meridianamente claro que su testimonio se contradice con lo declarado en la fase de instrucción. Incluso se aportó como prueba una carta manuscrita por el padre en la que pide perdón a su hija por lo acontecido ese día. "Quisiera borrar el 12 de marzo", explica en la misiva. Los tocamientos en los pechos de su hija los atribuyó a "un supuesto dolor que la misma tenía, de lo que no existe el más mínimo indicio, alegaciones a todos luces insuficientes para desvirtuar la solidez de la prueba de cargo practicada", sentencia el magistrado.

El relato de la menor, fue, a ojos del juez, "claro, explícito y verosímil". "Un testimonio del todo punto creíble a pesar del ligero retraso mental de la misma" porque su declaración fue idéntica hasta en ocho escenarios distintos como el aportado en Comisaría, ante sus profesores del centro educativo o el psicólogo clínico-forense, por ejemplo.

El acusado ha recurrido la sentencia mientras que la acusación particular -ejercida por la madre en representación de su hija y asistida por la letrada Ana María González, abogada de Centro de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos- reclama su ingreso en prisión mientras se resuelve el recurso.