La presidenta de la Fundación José Saramago, la periodista y traductora Pilar del Río, citó ayer por extenso al premio Nobel de Litertaura de 1998 para defender una "Declaración de los deberes humanos", fundamentada en la razón ética y en la moralización de la vida política, económica y cultural, que permita el empoderamiento ciudadano y "avanzar en el proceso de humanización". Es una propuesta que defiende también, junto con la citada institución con sede en Lisboa, la Universidad Nacional Autónoma de México. Algo así como una carta universal (la de los derechos humanos se aprobó en 1948) con la que atajar la "gravísima enfermedad de la indiferencia".

Pilar del Río, viuda de Saramago, defendió esa declaración en el gijonés Centro Antiguo Instituto, en un acto organizado por la Sociedad Internacional de Bioética (Sibi). Su intervención fue seguida por numeroso público. El médico y exdiputado Marcelo Palacios, presidente de la Sibi, trazó un ajustado perfil de la periodista: escribió por ejemplo en "Triunfo", trabajó en TVE y fue corresponsal en Portugal. Andaluza de 1950, es la traductora al castellano además de algunas de las obras del autor de "El año de la muerte de Ricardo Reis".

La presidenta de la Fundación Saramago se acogió a una idea del novelista luso: la de que si la razón no es gobernada por la ética, lo previsble es que se convierta en un arma de destrucción. "De destrucción masiva", apostilló la periodista. Ésta se mostró concencida de que vivimos un momento crucial, marcado por la "gravísima enfermedad de la indiferencia". "Y ése es el lugar en el que el poder hace y deshace", afirmó, antes de encadenar: "Está en juego avanzar en el proceso de humanización".

En esa declaración de deberes trabajan, además de juristas, varios humanistas. El objetivo es presentar el texto a la Organización de Naciones Unidas (ONU). Pilar del Río recordó algunos de los discursos en los que Saramago reflexionó y dio la alarma por la salud del mundo y la suerte de la humanidad, como el que pronunció el 10 de diciembre de 1998, al cumplirse el medio siglo de la "Declaración de los Derechos Humanos". Ningún derecho sin deberes y que los derechos sean respetados. Y un aviso por los malos gobernantes que pueden llevarnos a la catástrofe.

"Deberes humanos para enfrentar el caos", subrayó Pilar del Río, que vinculó la declaración em marcha con la urgencia de intervenir "ante la desafección política y moral". Abogó por una "democracia redonda", que atienda no sólo a la política, sino también a la economía y la cultura. Y se pronunció contra la "resignación servil". "El miedo se ha impuesto a la esperanza", dijo. Propuso "gobiernos eficaces y parlamentos morales". Razón y ética.