Los ataques contra las mascotas con clavos o veneno en los parques de Gijón no cesan. Esta semana dos nuevos casos han ocurrido en el parque de los Pericones aunque, afortunadamente, la rápida reacción de dos dueñas salvó la vida de sus respectivos perros.

"Era una masa como de chicle de color rosa, estaba metido en una bolsa, debajo de una mesa del parque y medio tapado con restos de hojas y hierbas para disimularlo", explica María Ángeles Ortiz, una de las afectadas por el veneno que ingirió su perra un cruce de braco y pointer que tiene dieciséis meses y se llama "Timba". Le sucedió lo mismo a su amiga Patricia Varas con su perro "Troy", una mezcla de boyero de berna con border collie. "No es un caso aislado, pasa cada dos por tres en los Pericones y todos los parques de la ciudad, cualquier día le pasa algo a un niño y nos lamentaremos", explica Varas.

La ingesta del veneno de ambos canes sucedió este martes. "Afortunadamente nos dimos cuenta, cogimos a los perros y muestra del veneno y nos fuimos corriendo a un veterinario", desvela María Ángeles Ortiz. Ante las labores del especialista sanitario para animales -que tras ponerles una inyección para provocarles el vómito y que así expulsasen la sustancia tóxica- se sintieron aliviadas pero con el susto en el cuerpo. "Si no nos damos cuenta que lo come, el matarratas la hubiera matado en quince días", sostiene María Ángeles Ortiz que, al igual que Patricia Varas, reclama que se actúe contra aquellos que depositan veneno en los parques. "Ya no es sólo por nuestras mascotas, es por proteger a los niños", coinciden las afectadas.

Ataques continuos

Los ataques son habituales y a veces con resultados más graves. En abril de este año Betty Ascariz, vecina del barrio de Laviada, sufrió "un duro golpe en su casa" después de haber tenido que sacrificar a King, un schnauzer enano de trece años que se intoxicó con veneno de caracol en el parque de Laviada. Este último caso motivó una movilización de las asociaciones animalista en Gijón exigiendo a los responsables municipales una dura actuación para perseguir estos actos. "Ya no es un caso aislado por la acción de un loco determinado", aseguró entonces Carlos Solares, representante de Fauna Urbana, "se están dando casos en todos los barrios de la ciudad y no paran de aumentar", algo que llevan meses denunciando.