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El colegio del "modelo finlandés" cumple un ciclo con el doble de alumnos matriculados

La cooperativa escolar de familias, muy alejada del sistema educativo tradicional, atrae interés y gana socios en toda España

Varios alumnos, con sus madres, al final de la jornada escolar en la finca del colegio Andolina. MARCOS LEÓN

Están a punto de cumplir un ciclo y lo harán con el futuro inmediato garantizado. El colegio Andolina, la cooperativa escolar de innovación pedagógica que nació por impulso de una veintena de familias en el año 2011, verá salir este mes de sus instalaciones de Cabueñes a los primeros alumnos que acaban el ciclo completo de Primaria.

Se han cumplido seis años de escolarización, una promoción completa de Primaria -el centro también tiene nivel de Infantil-, en los que el proyecto de un grupo de familias convencidas en aplicar los modelos de crianza activa al campo educativo, con un sistema más cerano al finlandés, se ha consolidado. Alejados del sistema tradicional español de aprendizaje -el clásico de la distribución por aulas y cursos, con cumplimiento de programaciones y revisión con exámenes-, la cooperativa sacrificó gustosa el modelo imperante para dar protagonismo a las vivencias y emociones de los niños. Sus clases son agrupaciones flexibles, no hay libros, los maestros son "acompañantes", ni exámenes, ni asignaturas clásicas que se sustituyen por talleres de música, psicomotricidad, idioma, arte, historia, deporte, filosofía, cocina, barro, etcétera.

El proyecto ha crecido y se ha duplicado. Los 40 niños que empezaron en 2011 en el colegio se han convertido en 86 matrículas para el próximo curso y las 20 familias cooperativistas son ahora 66. Sigue siendo obligatorio el ingreso de 3.500 euros para entrar a formar parte de la cooperativa y el gasto mensual de 275 euros por alumno que se cobraba en 2011 es de 290 euros.

Además, dado que son uno de los pocos centros homologados de España, donde ese tipo de educación activa no se asimila como si fueran niños sin escolarizar -como ocurre con otros proyectos singulares educativos repartidos por todo el país-, Andolina ha captado la atención de familias de muchas partes de España, e incluso del extranjero. "Tenemos muchos casos de familias que han venido a Asturias específicamente para poder llevar a los niños a este colegio. De Londres, Bélgica, Cádiz, Alicante, País Vasco, Madrid, Guadalajara...", enumera Eva Friera, una de las portavoces de la cooperativa. También el proyecto llama la atención de los expertos en educación y por eso mismo hay estudiantes de Magisterio y Pedagogía de diversas partes de España, no sólo de la Universidad de Oviedo "que han pedido venir a nuestro centro para trabajar y conocer la experiencia. Hasta tuvimos un alumno italiano y una estudiante alemana", cuenta Friera.

Su singularidad, y la falta de experiencia en la Administración educativa asturiana en atender modelos que se salen de lo habitual, también causa algunos problemas. Ahora lo tienen precisamente en el paso al instituto de los alumnos, ya que el centro no tiene adscrito, como sería obligatorio, un centro público de referencia. Eso implica que los alumnos no tendrán garantizada una continuidad cuando pasen a la ESO y las familias pueden verse en el lío de depender de donde haya plazas. "Queremos una adscripción porque es obligación de la Consejería facilitárnosla, y así lo vamos a reclamar", afirma Eva Friera.

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