La madre acusada de desatender a su hijo menor de edad por estar bajo los efectos del alcohol justificó el estado de embriaguez descrito por la Policía, las dos veces que se personaron en su domicilio, por el consumo de pastillas, como el Orfidal, que consumía para combatir sus problemas personales y que en alguna ocasión combinó "con un par de cervezas". "La demencia senil de mi padre iba a más, estaba sin dinero y sin trabajo, estaba muy mal, muy mal, y me medicaba más de la cuenta; un día tomé dos cervezas como todo el mundo hace constantemente", señaló la procesada ayer en el Juzgado de lo Penal número 1.

La letrada de la defensa trató de demostrar durante la sesión la inocencia de su cliente argumentando que en ningún momento estuvo el niño desatendido, avalada sus palabras por los informes de Servicios Sociales que ella presentó, y que tampoco se percibió un mal rendimiento escolar. También aportó el testimonio de un testigo que confirmó "el buen cuidado" que la madre hacía de su hijo. No obstante, el magistrado Lino Mayo Rubio le recordó hasta en dos ocasiones que de faltar a la verdad incurriría en un delito de falso testimonio que "le puede llevar a otro juicio, pero no como testigo", expresó el juez tras leerle el expediente policial.

Un expediente de los hechos que ratificaron los agentes de la Policía Nacional que se personaron en su domicilio. Todos ellos coincidieron en asegurar ante el magistrado que la mujer estaba visiblemente afectada por el alcohol, dicho por su hijo, y que en una ocasión "ni podía articular palabra". En otro episodio de la misma índole se la encontraron sangrando por la nariz porque se había caído "al no poder mantenerse en pie". Uno de los agentes, además describió que en la cocina del domicilio había varias botellas de alcohol abiertas y un cenicero "en el que no cabía un cigarrillo más".

La Policía se presentó en el domicilio de la madre porque así les comisionó el padre del menor después de recibir varias llamadas de ayuda de su hijo. Fue precisamente el padre del menor -que ahora tiene la custodia y al que la acusada denunció por malos tratos siendo absuelto de esos cargos por la justicia- quien denunció los hechos y ejerció la acusación particular.

El progenitor del niño aseguró que la situación de abandono de su hijo por parte de la madre era constante. "Llamé dos veces a la Policía pero los casos fueron muchos, otras veces llamaba a su tía para que interviniese", confesó. Respecto al porqué consideró que su expareja desatendía al hijo de ambos, describió que "se tenía que levantar solo y poner el despertado, su madre dormía toda la mañana por el alcohol, se tenía que hacer el desayuno y muchas veces también la comida; además se enfrentaba al niño muchas veces".

Al término de la sesión, en la última palabra a la que tiene derecho todo acusado, la mujer dijo: "Quiero demostrar que no he sido una mala madre". No obstante afronta la retirada de la patria potestad de su hijo durante seis años y una multa de 1.620 euros por un delito de abandono de familia. El juicio quedó visto para sentencia.