Una botella de plástico les ha servido para ser campeones del mundo. En solidaridad y en imaginación al menos. Cerca de 350 alumnos de cinco colegios gijoneses participaron ayer en el primer torneo del mundo de fútbol botella, una singular modalidad de juego en la que los participantes usan una botella de plástico en lugar de una pelota.

El juego nació por pura necesidad en los campos de refugiados de Haití, donde los esféricos escasean. Y se ha extendido como un reguero de solidaridad por los colegios La Corolla, Begoña, Cervantes, Elisburu y Jacinto Benavente, que se han sumado gustosos a la elaboración de una normativa para el juego y la convocatoria del primer torneo.

Además, a lo largo del curso han recaudado un total de 1.600 euros para los niños de los países más probres, donde la educación es poco menos que un lujo. Oxfam Intermón se encargará de repartir el dinero entre los proyectos más importantes.