"El lenguaje de signos suma, no resta". Con esta premisa tan clara, la Federación de Personas Sordas del Principado de Asturias (FESOPRAS) celebró ayer el Día Mundial de las Lenguas de Signos Españolas, congregándose en el muro de San Lorenzo para "visibilizar y reivindicar" esta forma de comunicación, coincidiendo con el décimo aniversario de su reconocimiento legal en España.

"El mayor camino por recorrer es su normalización en la sociedad y su incursión en la formación", aseveró Javier Piñera, presidente del colectivo, "queremos una educación bilingüe que incluya el lenguaje de signos desde los cursos más tempranos para lograr una igualdad de condiciones", argumentó Piñera, "es una lengua viva, en constante crecimiento, y defendemos el derecho a formarse en ella".

"Es el entorno el que nos discapacita con su desconocimiento y su miedo", reivindicó Piñera, "para romper barreras es necesario hacerlo desde ambos lados, no solo nosotros", arguyó el portavoz de este colectivo tan heterogéneo.

"A la gente, cuando le sobreviene una sordera, se le cae el mundo encima, no saben cómo hacerle frente, solo piensan en que tienen que tirar su colección de música o en cómo se van a enterar si llora su hijo por las noches", aseguró Piñera, "pero cada vez tenemos más medios humanos y técnicos para superarlo", rompiendo una lanza a favor de la normalización, "el mundo no se acaba, la vida sigue, solo hay que adaptarse a un nuevo entorno".

Un nuevo entorno que va cambiando día a día. "Cuando surgen neologismos o anglicismos, ocurre como en cualquier otra lengua viva", explicó, "es la propia comunidad sorda, por descarte, quien se acaba quedando con el símbolo con más fuerza".