La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

CARLOS VELÁZQUEZ-DURO y GONZÁLEZ-REGUERA | Director del Hotel Quinta Duro

"Guardamos un trofeo de Benlliure que ganó un nieto de Pedro Duro"

"En 1936 la casa estuvo ocupada por mandos del Ejército soviético, que echaron a mi tía, pero hicieron un inventario y dejaron todo impecable"

Carlos Velázquez-Duro, en su hotel. Juan Plaza

Acaban de distinguir a su establecimiento con un Diploma de Honor de OTEA, la asociación de hostelería y turismo de Asturias. Galardón que le fue entregado el pasado 1 de junio en el teatro Campoamor de Oviedo. Son muchos los méritos que justifican el honor concedido a este pequeño hotel enclavado en el corazón de Cabueñes, desde su exquisito y centenario jardín a las obras de arte que se reparten por toda la casa, un edificio señorial donde se respiran paz y silencio. Su dueño, Carlos Velázquez- Duro, parece contagiado de lo mismo: es discreto, sereno, y acogedor.

- Dígame quién es.

-Nací en Madrid (1952), menor de cuatro hermanos, pero me considero asturiano, es mi tierra de devoción; mi padre, Jesús, y mis hijos son los únicos de la familia que han nacido en Asturias. Soy trabajador y emprendedor, también serio; me gusta permanecer en un segundo plano. Estoy casado, tengo tres hijos y vivo aquí desde 1956.

- ¿De pequeño jugó en este jardín?

-Sí, yo veraneé aquí desde los 4 años, ya que la casa era de mi padre, que se la compró a una tía abuela, y ahora es mía. Creo que soy un privilegiado por vivir aquí, en pleno campo y cerca de la ciudad.

- ¿De niño pensó en ser hostelero?

-No, yo quería ser bombero. Mi casa de Madrid estaba enfrente de un Parque de Bomberos, y ver a los camiones salir tocando la campana me fascinaba.

- ¿Cómo fue su formación?

-Estudié para aparejador, y luego trabajé en las empresas familiares, hasta que en 1994 decidí ser hostelero, sin comidas. Tenía una casa en León, concretamente en Carrizo de la Ribera, e instalé en ella un hotel de once habitaciones. Hoy lo lleva mi hijo Pablo, y se dedica principalmente a celebrar bodas y banquetes. En 2000, al quedarnos solos mi mujer y yo, pensamos en hacer aquí lo mismo que en León y adaptamos la casa para hotel. Hasta 2011 lo llevé yo, pero le he cedido los trastos a mi hijo mediano, Jesús.

- ¿De qué fecha es la casa?

-La finca y el jardín son de 1795, y en ellos había una casa cuyo dueño, un señor de apellido Capua (no es el alcalde que tuvo Gijón), dedicaba a reuniones y fiestas, ya que sólo tenía comedor y cocina. La mantuvo hasta 1863, momento en que se la vendió a mi tatarabuelo Pedro Duro. Hubo que reformarla, pero la estructura primitiva se conserva aún hoy. Yo no he cambiado el aspecto de las habitaciones, sólo añadimos los baños. Son once habitaciones dobles con su baño. La casa cuenta con 680 metros cuadrados útiles y la finca con 21.000. Yo vivo en una casa aparte.

- ¿Por qué no tienen restaurante?

-Se perdería el espíritu de la casa. Si hubiera restaurante vendría gente y los huéspedes perderían la tranquilidad y la exclusividad. Si desean tomar una copa tienen de todo en su minibar. Lo único que ofrecemos es un magnífico bufet de desayuno.

- ¿Mantienen el servicio todo el año?

-En 2009, cuando empezó la crisis, decidimos cerrar desde el puente de diciembre hasta Semana Santa, momento que aprovechamos para nuestras vacaciones.

- ¿Cuántos empleados necesitan?

-Cuatro, sin contar a mi hijo Jesús, que vale por tres.

- ¿Conserva los muebles que utilizó Pedro Duro?

-Sí, la mayoría son clásicos, familiares. Queríamos mantener el propio ambiente de la casa, la clientela lo aprecia más. No deseábamos la decoración típica de un hotel, sino revivir el pasado.

- ¿Tiene usted algo que ver con la empresa Duro Felguera?

-Soy un accionista más, como tantos otros. El último de la familia que tuvo el cargo de consejero fue mi hermano Pedro; murió en 1997.

- ¿Cómo es su cliente estándar?

-Hay dos tipos: los extranjeros y los españoles. Entre los primeros predominan las parejas de mediana edad, que viajan en automóvil y están dos o tres días. Los españoles suelen ser jóvenes que vienen a una boda, o de fin de semana. Lo curioso es que durante la Semana Santa los clientes vienen con niños, y en el verano desaparecen, pero las estancias son más largas, de quince o veinte días. El mes de agosto lo tenemos ya completo.

- ¿El jardín está catalogado?

-Sí, hay más de ochenta especies, entre árboles y arbustos. En su día teníamos una cancha de tenis pero la convertimos en aparcamiento.

- ¿Qué obras de arte destacaría?

-Un cuadro de José Uría, "La era del machaqueo", un retrato de Jesús Fernández Duro, de Piñole, y, entre las esculturas, de Mariano Benlliure tenemos el trofeo del primer hombre que pasó los Pirineos en globo, era nieto de Pedro Duro. La escultura es de bronce dorado y no pudo disfrutarla porque murió a los pocos meses de tifus, tenía 26 años. El trofeo se lo entregaron a su padre. Hay otras dos esculturas de Benlliure y varios objetos, como cuadros, bronces, porcelanas?

- ¿Qué le supuso recibir el Diploma de Honor de OTEA?

-Mucho agradecimiento y una gran satisfacción.

- ¿Practica usted algún deporte?

-Me gusta el deporte unipersonal, como la esgrima, el vuelo libre y las cometas. El único en equipo que me interesa es el hockey sobre patines. En su día fui cazador, pero ya no, aunque me gustaba. Sigo conservando los amigos cazadores. Tengo dos amigos en Gijón muy especiales: Silverio Blanco y Ruma Alvargonzález.

- ¿Le interesa la política?

-En tanto en cuanto sufro sus consecuencias, sí, pero nada más. Creo que hay una enorme masa de votantes que no reflexiona, lo mismo votan a unos que a otros. Ahora se está saneando la corrupción, pero hasta que el público se lo crea? Hemos perdido la fe. Y me da miedo el problema de Cataluña.

- ¿Qué pasó con la Quinta Duro durante la Guerra Civil?

-En el 36 estuvo ocupada durante unos meses por los mandos del Ejército soviético que asesoraban a las fuerzas de la República. Echaron a mi tía y se instalaron aquí, pero previamente hicieron un inventario de todos los muebles y objetos, y cuando se fueron lo dejaron todo impecable.

- Dígame sus aficiones?

-Me encantan los trabajos manuales, los perros, pasear, trabajar el jardín y viajar. Y bajo en moto a Gijón siempre que puedo. Me gusta mucho Asturias. Su clima y la forma de ser de su gente.

- Así que si un día se perdiera?

-Que me busquen aquí, pero como usted no me deja, diré que en Brieva de Cameros, Rioja. Fui muy feliz y allí es donde conocí a mi mujer.

Compartir el artículo

stats