Ana García Boto no la ha liado nunca en Gijón, en Oviedo ni en ninguna otra sede judicial. Así lo ha asegurado la letrada ante una información publicada el pasado jueves.

La letrada ha enviado una carta al periódico que se reproduce a continuación:

"Al amparo de lo dispuesto en la Ley Orgánica 2/1984 reguladora del Derecho de Rectificación, vengo a replicar, por falsa y tendenciosa, la información emitida en la versión digital del pasado día 15 de junio de 2017, firmada por J. M. R., bajo el epígrafe "Noticias de Gijón" que textualmente dice: "La abogada de Villa también la lía en los Juzgados de Gijón".

Afirma J. M. R. que: "La letrada del ex líder minero quiso retirarse ayer de la defensa de un acusado por drogas y que el juez le dijo proteste al Tribunal Europeo, pero usted se queda aquí".

El texto se acompaña de dos fotografías, una tomada en la sala del juicio donde se ve un varón de espalda y otra es una fotografía mía, tomada unos días antes en Oviedo en la vía pública, que nada tiene que ver con el juicio sobre el que el periodista pretende informar. En ella se me ve con un zapato en la mano que me acababa de quitar de una patada una compañera de profesión de J. M. R.

Considero perversa la forma en la que LA NUEVA ESPAÑA ha divulgado la noticia. Además de no ajustarse a la verdad, es altamente peyorativa, atenta de lleno contra mi prestigio profesional y me perjudica gravemente en mi imagen pública.

Teniendo en cuenta el verbo elegido por J. M. R. para describir lo que pasó en aquel juicio (liar), sinónimo de engañar, embrollar o confundir, me veo en la necesidad de ejercer la rectificación a la que tengo derecho como afectada y que la sociedad demanda en tanto que titular del derecho a recibir información veraz.

Afortunadamente existe una grabación del juicio y cuento con los testimonios de los cinco abogados que defendían en unidad de acto al resto de los acusados, de la Fiscal y de los tres Magistrados presentes en la Sala quienes pueden dar fe de la intolerable tergiversación de la noticia.

En aquel juicio Ana García Boto no era la abogada de ningún ex líder minero sino la de don C. V. V., acusado junto con otras seis personas por un delito contra la salud pública.

La relación contractual que une al abogado con su cliente es de mutua confianza y si en algún momento ésta se quiebra cualquiera de los dos puede rescindirla. Cuando existen discrepancias entre ambos sobre la forma de enfocar la defensa, máxime en un tema penal con una grave petición por en medio de cárcel, lo que debe hacer el abogado por el más elemental respeto al derecho de defensa, en el que está ínsito la libre elección de un abogado de confianza, es poner este hecho en conocimiento del Tribunal para que se le permita designar libremente otro profesional para que asuma su defensa.

La forma en la que yo comuniqué al Tribunal las discrepancias con mi cliente fue procesalmente correcta y respetuosa con todos los intereses en juego.

La frase del Ilustrísimo señor presidente de la Sección Octava de la Audiencia Provincial de la que se hace eco LA NUEVA ESPAÑA no me tenía a mí como destinataria y así lo entendieron todos los presentes en el juicio, menos J. M. R.

A lo largo de mi vida profesional he colaborado en muchas ocasiones con los medios de comunicación, siempre claro está que el deber de confidencialidad con el cliente y el de guardar secreto procesal hasta que los procesos pasan a ser públicos, me lo han permitido. Si en las circunstancias actuales guardo el más absoluto silencio en alguno de los asuntos que llevo, esa actitud merece el mismo respeto que se debe a cualquier profesional obligado a no revelar los secretos profesionales que conozca con motivo del ejercicio de su profesión, como son los médicos, sacerdotes, jueces, abogados, periodistas... etcétera".