"Tengo la imagen del semáforo en verde grabada, no la olvidaré nunca". La mujer de Alfredo A. N., acusado del triple atropello mortal de El Llano, y que iba en el coche con su marido el día que ocurrió la tragedia, afirma que, cuando ellos cruzaron, el semáforo no estaba en rojo.

El fatídico suceso tuvo lugar el Día de la Madre de 2015 en la intersección entre las calles Río de Oro y Eleuterio Quintanilla, en el barrio de El Llano. Según el relato del ministerio fiscal, el encausado, que estaba parado al tener el semáforo en rojo, reinició su andadura "sin cerciorarse de si el semáforo había cambiado realmente a verde", al ver que el vehículo que le precedía iniciaba la marcha para estacionar en el paso de peatones anterior al cruce. Fue entonces cuando el encausado se introdujo en la intersección, supuestamente de manera indebida, y a una velocidad que en ningún caso superaba la permitida, chocando contra una furgoneta blanca que circulaba por la calle Eleuterio Quintanilla. Como consecuencia del choque, el conductor de la furgoneta perdió el control y arrolló a A. M. V. P., su madre F. N. P. R., y a F. G. S., que fallecieron por los politraumatismos sufridos.

En el juicio oral celebrado ayer, y que ha quedado visto para sentencia, tanto el acusado, que dijo haber estado "dos días sin salir de la cama, destrozado", como su esposa se reafirmaron en el total convencimiento de que cruzaron el semáforo en verde, sin cometer ninguna infracción, por lo que sus abogados piden la libre absolución.

De hecho, no albergan ningún tipo de duda al respecto, aun cuando una de las piezas fundamentales de su relato, la declaración del conductor del vehículo que les precedía y que según el ministerio fiscal pudo ser el que les indujo a error, declaró, por primera vez de forma explícita, creer que el semáforo efectivamente "estaba en rojo".

Una tesis que apoya la declaración de un menor, único testigo presencial de los hechos, que estima que la furgoneta que impactó con el vehículo del acusado había accedido a la intersección cuando su semáforo estaba en verde, algo que afirma tajantemente el conductor de la misma. También declaró en tal sentido un agente de la Policía Local, el primero en llegar al lugar de los hechos, quien pudo hablar con uno de los atropellados antes de su fallecimiento, y que le manifestó que estaban "esperando a que el semáforo se pusiera en verde para cruzar", lo que prueba, según el relato de la Fiscalía, la hipótesis de que el acusado cruzó en rojo.

"Está meridianamente claro que se saltó el semáforo en rojo", concluyó el fiscal, "de no haberlo hecho, las personas seguirían vivas", aún cuando un informe pericial estima que, si la furgoneta hubiese ido a menor velocidad se hubiera producido un accidente pero no habría arrollado a las personas.

En suma, la Fiscalía atribuye al acusado tres delitos de homicidio por imprudencia menos grave, solicitando la retirada del carné de conducir durante 18 meses, el pago de una multa de 3.600 euros y el pago de indemnizaciones por más de 200.000 euros a las familias de los fallecidos, mientras que las tres acusaciones particulares personadas en el proceso (la familia de las dos fallecidas, la del hombre que también murió y la dueña de un vehículo que sufrió daños como consecuencia del accidente) estiman que se trata de una imprudencia grave y solicitan una pena de entre 3 y 4 años de prisión y la retirada del carné durante 4 años, además de distintos pagos por indemnizaciones.