Las lentes de contacto son una excelente opción para corregir defectos refractivos en la población. Se trata de elementos ópticos sanitarios que, insertados en la capa lagrimal, actúan directamente sobre la córnea, flotando sobre ella.

Los optometristas coincidimos en señalar las múltiples virtudes, ventajas y beneficios que aportan este tipo de producto sanitario, como un campo visual total, flexibilidad, comodidad, retención de la miopía, libertad total de movimiento. Sin embargo, como trabajan en contacto directo con el ojo, es conveniente seguir una serie de pautas higiénicas y desinfectantes para disminuir el riesgo de aparición de infecciones oculares y daños en la visión.

Existen diferentes tipos de lentes de contacto, principalmente se pueden clasificar por su material en lentes blandas y lentes semirrígidas o rígidas. Las primeras son las más utilizadas y son para la mayoría de las graduaciones. Las segundas son más usadas para altas graduaciones, astigmatismos elevados, ojo seco, queratoconos, post cirugías refractivas donde una lente blanda no proporciona una calidad satisfactoria, lentes de porte nocturno para control de la miopía (ortoqueratologia). Este tipo de lentes de contacto requiere de una adaptación mucho más personalizada, una formación específica y un instrumental más avanzado como un topógrafo corneal o un tomógrafo de coherencia óptica.

Para determinar qué tipo de lentes son las idóneas para ti, te haremos una serie de exámenes adicionales al examen optométrico convencional. Dependiendo de las dioptrías que tengas, las medidas de los radios corneales, topografía corneal, la cantidad y calidad de tu lágrima y el uso que vayas a hacer de las lentes, nosotros te recomendaremos un tipo u otro.

Una vez adaptadas las lentes te haremos unas revisiones periódicas con el fin de mantener una buena salud ocular y el máximo confort.

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