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La nueva arma aérea de la Armada

El capitán de navío Luis Díaz-Bedia reseña, en el ciclo de inicio del Festival aéreo, que la futura aviación naval puede basarse en el avión F-35 B

Luis Díaz-Bedia Astor, ayer, durante su conferencia en el Antiguo Instituto. JUAN PLAZA

El Lockheed Martin F-35, en su versión B (capaz de realizar despegues cortos y aterrizajes verticales y apto para operar en barcos con pista reducida, como el "Juan Carlos I"), es "el futuro del arma aérea de la Armada", afirmó ayer el capitán de navío y aviador naval Luis Díaz-Bedia Astor, en el transcurso de la conferencia que pronunció, en el Centro de Cultura Antiguo Instituto, sobre la historia de la aviación naval en España, dentro de las actividades con motivo del próximo Festival Aéreo de Gijón, que se celebrará el 23 de julio.

El F-35 B es un avión de combate polivalente de quinta generación, monoplaza y con capacidad furtiva, desarrollado para reemplazar, entre otros modelos, al Harrier II Plus, que es ahora la base del arma aérea de la Armada Española, en misiones de ataque, reconocimiento y defensa aérea.

En su conferencia, Luis Díáz-Bedia hizo un repaso a la historia del arma aérea de la Armada, que este año cumple su centenario. Hace meses, en el edificio de la antigua rula del puerto deportivo de Gijón, estuvo abierta al público una exposición con maquetas, fotografías y paneles explicativos sobre el primer centenario de la Armada del aire.

El 13 de septiembre de 1917, el entonces ministro de Marina, Manuel de Flórez y Carrió, remitió una carta al rey Alfonso XIII, en la que indicaba al monarca que "nuestra nación no posee actualmente aviación naval especializada. La experiencia de la guerra actual (la Gran Guerra estaba entonces en todo su apogeo) y los estudios hechos por otras naciones demuestran, sin embargo, que dicha organización es completamente indispensable a la defensa nacional (...) Preciso es, por lo tanto, implantar en España la aviación naval con escuela independiente y factoría propia de construcción de hidroaviones...". Dos días después Alfonso XIII firmaba, en San Sebastián, un Real Decreto para la creación de la Aeronáutica Naval Española, que tuvo su bautismo de fuego en 1922, en la guerra de Marruecos.

Tras la Guerra Civil, explicó Luis Díaz-Bedia, "no quedó nada". Años después, en 1953, cinco oficiales y suboficiales de la Armada recibieron instrucción, en los Estados Unidos, para el pilotaje y mantenimiento de helicópteros, aparatos con los que al año siguiente se refundó el arma aérea de la Armada.

Se refirió el conferenciante a los barcos que prestaron servicio para el arma áerea: el portahidros "Dédalo", el portaaeronaves "Dédalo (R-01)", el portaaviones "Príncipe de Asturias (R-11)", que ya causó baja en la Armada y fue vendido para desguace, y el actual buque de asalto anfibio y de proyección de la fuerza "Juan Carlos I (L-61)", dotado con aviones Harrier II Plus, helicópteros y barcazas de desembarco capaces para el batallón de infantes de Marina que puede llevar a bordo.

El "Juan Carlos I" desplaza 26.000 toneladas y es el barco más grande de la historia de la Armada, así como el buque insignia.

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