La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Torcuato perdió todos los poderes tras el asesinato de Carrero Blanco

El arzobispo Díaz Merchán recibió en el aeropuerto a "La Gringa"

Aspecto de la calle madrileña de Claudio Coello tras el atentado de Carrero Blanco.

A fin de no perder nuestra verdadera memoria histórica siempre conviene recordar la trayectoria de todos aquellos personajes gijoneses que marcaron la vida política de nuestro país. Si en su momento recreamos la inolvidable figura del republicano Melquíades Álvarez -quien llegó a ser presidente del Congreso- dejando muy a las claras de que, mal que les pese actualmente a algunos, el republicanismo nunca puede ser monopolizado por las izquierdas, también conviene no olvidar la singular trayectoria de Torcuato Fernández-Miranda y Hevia.

El ascenso de Torcuato iba a ser tan rápido como su vertiginoso descenso. En junio del año de 1973 fue nombrado por el presidente del Gobierno, el almirante Luis Carrero Blanco, vicepresidente del Gobierno. Durante seis meses intensificó sus gestiones estratégicas y personales, sin olvidarse, por supuesto, de Gijón. No satisfecho con la línea nada aperturista que marcó Federico Miraz en "Voluntad", por consejo de Emilio Romero nombró al redactor-jefe del periódico "Pueblo", Alfonso Calviño Castañón (Bárzana de Quirós, 1940- Madrid, 2017), nuevo director del periódico de la calle del Marqués de San Esteban. Pero no solamente decidió Torcuato Fernández-Miranda su nombramiento, sino que también se ocupó de que le encontrasen una residencia idónea, ya que según manifestó entonces: el director de "Voluntad" tenía que vivir en Somió.

Así que Alfonso Calviño y su esposa la periodista Helga Günther residieron en un pequeño chalet al principio de La Corolla, colindante con la carretera de Somió.

El nombramiento de Torcuato como vicepresidente del gobierno fue muy celebrado en el Real Club Astur de Regatas ya que había sido elegido socio de Honor el año anterior. Aquel año se procedió a la apertura y bendición de los nuevos locales construidos por Ángel Rodríguez en la calle Corrida.

Mientras, en el "Ateneo Jovellanos", donde descendía de forma alarmante el número de actividades por la escasez de presupuesto, se lamentaba el fallecimiento del hierático conserje Maximino Villar, tras diecinueve años de ocuparse de la recepción y del único teléfono que allí había sobre el mostrador. Desde la cafetería llamábamos preguntando por Federico García Lorca o Santiago Carrillo Solares, cuyos nombres sonaban con la voz impertérrita de Villar por la megafonía del ateneo para que acudiesen a responder a la llamada telefónica.

El arzobispo recibió en el aeropuerto a "La Gringa"

La llegada a Asturias de la supuesta benefactora la doctora Edward -la peruana Rosa Nelly Sacco Bakus- movilizó a todas las fuerzas, hasta el punto de que al arzobispo de Oviedo, Gabino Díaz Merchán acudió al aeropuerto a recibirla dado que se creía que tenía contactos muy importantes en el Vaticano. Todas las puertas se abrían a aquella cautivadora dama -a pesar de su baja estatura y de sus ciento diez kilos de peso- quien se convirtió en asidua cliente de joyerías, peleterías y clínicas dentales, sin problema alguno para que le diesen de todo y hasta le concediesen préstamos. En el Sanatorio Marítimo anunció la inmediata concesión de importantes ayudas financieras y hasta se ofreció desinteresadamente para ejercer como neurocirujana. Pero al cocer todo mengua y gracias a la denuncia que puso el joyero gijonés Suco se movilizó a la Interpol quien logró detenerla al año siguiente en Tuy. La filosofía existencial que inculcó a su hija "La Pocha" estaba basada en que si una mujer sabe explotar sus atractivos sexuales puede vivir holgadamente sin trabajar mucho.

La independencia de Torcuato motivó su caída

Tras los siete meses de ejercer como vicepresidente del Gobierno de Carrero Blanco, el asesinato del almirante el 20 de diciembre de 1973 frenó su carrera política, aunque durante once días ejerció interinamente como presidente del Gobierno en funciones.

No está de más recordar que Torcuato había estado en las listas de las personas a quienes había que fusilar por ser delegado estudiantil de la CEDA en la Universidad de Oviedo. Debido a ello huyó para unirse a las tropas franquistas en Galicia. Fue Alférez Provisional y ganó la medalla militar individual por su valor en la batalla del Ebro. Su hijo Enrique una vez le preguntó: "¿Por qué os alzasteis en armas?". Su lacónica respuesta fue: "Porque no podíamos consentir que una pandilla de matones nos asesinase impunemente por el mero hecho de no pensar como ellos".

Torcuato tras lograr la cátedra de Derecho Político y ser rector de la Universidad de Oviedo fue nombrado director general de Enseñanza Media y designado profesor personal del príncipe Juan Carlos, por lo que le convirtió en uno de los más íntimos asesores del sucesor de Franco a la jefatura del Estado.

Aunque Torcuato fue uno de los candidatos para suceder a Carrero Blanco, al no formar parte de ninguna de las familias del régimen, las intrigas de Carmen Polo y de Cristóbal Martínez Bordiú, muy amigos ambos de Carlos Arias Navarro -quien veraneaba en Salinas- hicieron que, en contra de la mayor lógica política, ya que quien ostentaba el ministerio de la Gobernación y, por tanto, era el responsable político del atentado del presidente del Gobierno al no evitarlo, lograron que Franco, sin embargo, lo eligiese como sucesor del asesinado Carrero Blanco: A todo aquello lo calificó Torcuato como "la noche de Walpurgis".

El críptico discurso de Torcuato sobre las nieblas

Y de ahí que el 4 de enero de 1974, en un acto en la sede oficial de la Presidencia del Gobierno -en el número 3 del paseo de La Castellana, un palacete sin seguridad alguna- Torcuato pronunció un críptico discurso de despedida: "Se ha dicho que soy un hombre sin corazón, frío y sin nervios. No es verdad. Lo que sucede es que soy asturiano. Y los asturianos tenemos cierto miedo al corazón y al sol. Sí, al corazón y al sol. En las tardes abiertas de cielo raso, cuando el sol luce con toda su fuerza, los asturianos sabemos que a la caída de la tarde las nieblas y las nubes surgirán de las entrañas de la Tierra o desde la invasión de la mar. En esos atardeceres, los valles, las montañas y senderos se hacen peligrosos.

"Hay quien dice que entre la densa niebla cabalgan las brujas. Sólo los altos picachos cubiertos de nieve, erguidos, logran librarse de las nieblas, y no siempre.

"Los asturianos sabemos también, es un saber ancestral, que de la olla hirviente del corazón vivo pueden surgir nieblas que turben la cabeza. Por eso se nos enseña a tener embridado el corazón, sujeto, y en su sitio.

"Desde mi corazón quiero hoy, en este acto de relevo, reafirmar mis fidelidades esenciales. He distinguido siempre entre lealtad y fidelidad. La lealtad es aquella virtud social que Impone un comportamiento claro y limpio, basado en la veracidad, que surge de un compromiso de honor".

Tan crípticas fueron sus palabras como la frase que Franco soltó en el mensaje navideño al afirmar que "no hay mal que por bien no venga", al referirse al asesinato de Carrero Blanco, que nos dejó perplejos.

Compartir el artículo

stats