"Pasailo a lo grande y dejaos llevar por lo más bonito que tenemos en esta tierra, su gente". El actor Roberto Álvarez dio, de forma oficial, el pistoletazo de salida a la Semana Grande de Gijón con el tradicional pregón en el balcón del Ayuntamiento, frente a una plaza Mayor en la que se reunió un buen número de gijoneses y visitantes.

En su discurso, Álvarez quiso recordar su infancia, en el Coto, frente al cuartel de Simancas, cuyo cornetín le despertaba todos los días, y en la calle Magnus Blikstad, "los días más felices, de niño en Gijón, días abrochados a su naturaleza y su mar".

De aquella época arrastra Álvarez el amor por la que hoy es su profesión, el cine. "Tiempos en los que el cine lo era todo", aseguró, donde se colaba o intentaba "rozar con alguna de aquelles hermoses neñes".

"Y hoy, amigos, ya llegué al final", aseveró el actor, "puedo caer tranquilo de este balcón y estrapallarme feliz, porque no hay nada más grande que estar en este balcón", explicitó emocionado Álvarez.

Y así, tras glosar las virtudes de los asturianos y, más concretamente, los gijoneses, de quienes todo lo bueno que se dice "es verdad", Álvarez se despidió pidiendo a quienes les escuchaban "pecad todo lo que podáis, pero siempre de mutuo acuerdo" y "bebed y disfrutad, pero sin haceos daño a vosotros ni a los que os rodean" para una Semana Grande, una "semanona", que haga honor a su nombre.