Un hombre acusado de apuñalar a un bombero fuera de servicio en el barrio de Contrueces, en febrero de este año y a raíz de una discusión por unos perros sueltos en febrero de este año, se enfrentará a una pena de tres años de prisión y al pago de una indemnización de 2.190 euros a su víctima por las lesiones y secuelas ocasionadas. El Ministerio Fiscal le considera responsable de un delito de lesiones. La vista oral de este juicio, espera fecha.

El acusado, R. F. S. A., es vecino del barrio Contrueces, tiene 63 años y antecedentes por tráfico de drogas y agresión a la autoridad. Este hombre comenzó una discusión en la calle Río Cares sobre la 1.30 horas de la madrugada del 25 de febrero. Su víctima -bombero de profesión, vecino del barrio y de 51 años-, volvía a casa acompañado de su mujer dando un paseo cuando vio al acusado en plena calle con cuatro perros sin correa, "un labrador, un yokshire, un pastor alemán y otro de menor tamaño", según relataron entonces los testigos. Este hombre, J. L. G. B., le instó a que controlase a los canes para evitar que mordiesen a alguien que pasase por allí. Esta indicación se la tomó muy mal el acusado que empezó a discutir y reprochar esas palabras.

Según la Fiscalía, R. F. S. A. sacó un cuchillo y se lo clavó a la altura del tórax, causando lesiones consistentes en una herida incisa en cara anterior del hombro izquierdo, sin afectación muscular ni tendinosa y toracalgia postraumática. Estas lesiones provocadas requirieron de tratamiento médico y precisaron de 33 días para su total curación, con una cicatriz de dos centímetros en cara interior del hombro izquierdo como secuela. En el incidente intervinieron la Policía Local y Nacional que se llevó detenido al presunto agresor mientas una UVI móvil trasladó al hospital de Cabueñes al herido que, después de las curas, fue dado de alta ese mismo día.

Al pasar a disposición judicial, el presunto apuñalador alegó en el Juzgado de Instrucción número 5 de Gijón que se sintió amenazado y por eso se defendió pero negó que hubiese empleado un arma blanca. En su lugar, dijo que el agredido le persiguió hasta su casa y se defendió con un cristal roto de la puerta del portal. Una versión que nada tiene que ver ni con el relato de Fiscalía ni con lo que aseguró entonces la mujer de la víctima, quien sostuvo que su marido, cuando se dirigió hacia la vivienda del atacante, ya estaba herido y sangrando.

Después de pasar por el Juzgado, R. F. S. A. quedó en libertad y ahora espera fecha por el juicio. Se enfrenta a tres años de prisión, la inhabilitación para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo y el pago de las costas. Además de una indemnización a su víctima de 1.940 euros por las lesiones y otros 250 euros en concepto de secuelas que le reclama la Fiscalía. Por otra parte, su defensa pide la libre absolución.