"Qué bien se está aquí, que bueno estar aquí". Fernando Llenín Iglesias, nuevo párroco de San José de Gijón, citó a San Pedro en su primera homilía ante sus feligreses y ante bastantes llegados de San Francisco de Asís de Oviedo, su anterior destino. En una ceremonia sencilla y con el templo casi abarrotado, se produjo uno de los pocos relevos de párroco en San José donde sólo ha habido cuatro responsables desde los ya lejanos tiempos de don Segundo García y Sierra, obispo auxiliar de Oviedo y luego arzobispo de Burgos, a quien siguieron don Carlos, don José Luis y don Adolfo, que ha sido destinado a la Abadía de Covadonga.

La ceremonia comenzó con la entrada por la puerta principal del nuevo párroco y de los siete presbíteros concelebrantes, que recorrieron la nave central hasta el altar mientras los coros de San José y de San Francisco de Asís entonaban el "Pueblo de reyes". El seglar Sabino Suárez leyó el decreto del nombramiento y Fernando Llenín leyó y firmó las promesas sacerdotales, momento en el que fue ovacionado por los centenares de asistentes. Luego recibió las llaves del templo, a la entrada del mismo, la pila bautismal, donde poco antes se había celebrado un bautismo, y el confesionario.

En la homilía el padre Llenín comenzó con la cita de San Pedro, "qué bien se está aquí, qué bueno estar aquí". Tras recordar sus dieciocho años en la parroquia de San Francisco de Asís, en Oviedo, y agradecer a los feligreses de la misma que lo acompañaban en su primer día en San José, aseguró que La Santina "nos guiará a don Adolfo Mariño y a mi en nuestras nuevas misiones".

"Quiero insertarme en esta parroquia y os pido que tengáis paciencia conmigo. Cuento con todos y todos podéis contar conmigo". Se refirió a su pertenencia a la Orden Franciscana y a que fue el pasado 13 de junio, día de San Antonio, cuando se enteró de la decisión del arzobispo de Oviedo de enviarle a San José. Una cerrada ovación siguió a la primera homilía del nuevo párroco. Al final de la misa solemne Fernando Llenín pidió cantar la "Salve marinera" en honor de la Virgen del Carmen, cuya imagen incensó. Salió a la puerta principal para despedir a los asistentes a su toma de posesión.