Dentro de tres años se habría cumplido un siglo desde que las Dominicas de la Anunciata comenzaron a residir en el Sanatorio Covadonga. Un centro del que, en todo ese tiempo e incluso un poco antes, las monjas han sido "su alma", como ayer sostenía algún conocedor de la historia del sanatorio. Pero ese siglo no va a cumplirse porque, como estaba anunciado por la propia congregación, las últimas seis religiosas que en los últimos años vivían y prestaban servicios diversos en el hospital privado gijonés ya han sido destinadas a otras comunidades.

La última semana del mes de julio se formalizaba así la desaparición de una comunidad religiosa que hace sólo cinco años aún componían quince monjas, y a las que médicos colaboradores, personal del sanatorio y también del barrio de El Coto no pierden la esperanza de poder despedir como se debería, tras tantos años de servicio. En el colegio Virgen Mediadora, ubicado junto al sanatorio, también regentado por dominicas, queda residiendo la hermana representante del Sanatorio, la hermana Violeta Rodríguez, ya que la congregación sigue por el momento al mando del centro sanitario privado, como propietaria y titular. Una continuidad que podría cambiar ya que desde hace tiempo diversas empresas han mostrado interés en coger las riendas y aprovechar el momento de crecimiento del sector privado de los cuidados de la salud. La congregación de las Dominicas, pese a cerrar su comunidad en el sanatorio, tiene en cartera varias obras e inversiones inmediatas para continuar en la mejora de las instalaciones y que el centro no pierda atractivo. La más inminente es una inversión en el tejado, que va a iniciarse estos días.