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El bar del "Náutico" fue demolido para crear allí una zona ajardinada

Pedro García-Rendueles quiso contratar como animador de Mercaplana al popular "clochard" de la pérgola, Benigno Piélagos, sin éxito

Aspecto del "Náutico" y el bar de construcción marinera que fue derruido.

Aquel año de 1975 en el que iban a pasar tantas cosas que iban a cambiar el rumbo de este país, el Ayuntamiento procedió en el mes de marzo a la demolición del entrañable bar del "Náutico", cuyas obras fueron adjudicadas a Contratas Rubiera, con un presupuesto de noventa mil pesetas. El concejal de Parques y Jardines, Ángel Rodríguez aseguró entonces que allí sería construido un nuevo jardín, dado que se trataba de una zona verde.

Así quedaba atrás la historia de aquella sala de fiestas -en el solar que anteriormente había estado el Hospital de Caridad- cuyo proyecto fue realizado por el arquitecto Pedro Cabello, una construcción marinera coronada por un faro que fue una iniciativa del empresario Fernando Sierra Fernández. Allí se celebró el Festival de Melodías de la Canción de la Costa Verde y también cantó en 1962, con un caché de quinientas pesetas, Rafael Miguel Martos Sánchez "Raphael" -a quien se le denominaba por entonces "la voz de humo"- tras haber ganado con 17 años el cuarto Festival de Benidorm interpretando "Llevan".

El "clochard" de la pérgola del Muro

Mercaplana había nacido en el recinto ferial como mercado semanal del jardín, los animales y las plantas, aunque pronto sería reconvertido en un punto de encuentro para los niños y las familias. Al imaginativo Pedro García-Rendueles y Aguado, quien siempre estaba atento a todo el entorno no le pasó desapercibido la curiosidad infantil que despertaba "el hombre de las pérgolas", el palentino Benigno Piélagos quien, a sus sesenta y nueve años había optado por la vida contemplativa de cara al mar Cantábrico. El "clochard de la pérgola" -genialmente así bautizado por el inolvidable Fernando Poblet- era un hombre culto que había sido maestro y que en aquellos años se limitaba a rezar y dedicar su vida a Dios a través del sacrificio. No era un consumista y nada le hacía falta. Su filosofía existencial estaba basada en que una cosa era predicar y otra dar trigo. Ni accedió a que le llevasen a un asilo para curarle de su hernia, ni tampoco aceptó la propuesta del director de la Feria Internacional de Muestras de Asturias para convertirse en un animador en el salón infantil de Mercaplana.

La "Nueva Canción Asturiana", en la Feria

Si Pedro García-Rendueles no logró contratar al "clochard" de la pérgola, sí fue muy receptivo para que la Feria Internacional de Muestras de Asturias fuese el escenario para la presentación de la "Nueva Canción Asturiana". En el verano del 75, con su buen olfato habitual hacia nuevos contenidos, me propuso que cantara durante cinco días en "La Panerona" del Pueblo de Asturias ofreciéndome cien mil pesetas -que entonces era una importante cantidad de dinero- por cinco actuaciones en la ya desaparecida "panerona" del Museo Etnográfico del Pueblo de Asturias que hay que recordar que construyeron para albergar a los asistentes a una fabada multitudinaria en 1973, con motivo de la fusión de Uninsa y Ensidesa, a cuyo acto oficial había asistido Franco. Pero opté por repartir el dinero con los cantautores asturianos que actuaban en "La Cabaña" y "El Farol", en Cimadevilla, "Brasas" en la calle del Instituto y "Victoria" y "Bicos", en el entorno de la "Escalerona" invitándoles a actuar en las jornadas de presentación de la "Nueva Canción Asturiana". También conté con la mierense Angelines Corredera que era la cantautora del Centro Asturiano de Madrid -a la que pagué el viaje en avión para que viniera a cantar- y no quise que faltasen los dos grandes grupos que existían entonces en Gijón: "La Oca" -con Manolo Santarrua de líder que me habían acompañado en mi primer recital en la sala de fiestas "Dragón"- y "Salitre", en donde estaban Felipe del Campo, José Luis Bottamino y Pedro Bastarrica porque trataba de complementar el trabajo de los cantautores con el de los buenos músicos asturianos. Aquel año de 1975, Álvaro Muñiz empezó a trabajar en el recinto ferial y, desde el principio, ya demostró sus grandes reflejos para encontrar rápidas soluciones ante los problemas imprevistos, lo que le ha llevado después a abrir impensables horizontes entonces con la paulatina diversificación del recinto ferial a base de actividades durante todo el año.

La idea que nos unió fue que aquello era un carro al que todos se podían subir y bajar, pero que se ponía en marcha aceptando como base fundamental de la "Nueva Canción Asturiana" que era aquella que estaba escrita en bable o que si había sido hecha en castellano tenía que tratar de temas relacionados con Asturias. Nada más. El director general Pedro García-Rendueles manifestó entonces "su deseo de ofrecer a la vez que una serie de artículos de consumo propios de la feria, un atractivo especial para la juventud que no encuentra en esta manifestación asturiana ningún aliciente que dirija sus pasos hacia el recinto ferial. De ahí nuestro apoyo a la idea de la "Nueva Canción Asturiana", como medio de dar una imagen diferente, frente a ese otro gran despliegue publicitario de una manifestación comercial que mueve cerca de treinta millones de pesetas al año. Se trata de dejar a un lado todo este circo publicitario y dar una imagen cultural y universitaria de nuestra Feria. Tratamos de vender también cultura". Loables palabras, desde luego.

Víctor Manuel rechazó traducciones al bable de sus canciones

El "Nuevu Canciu Astur" fue apoyado decididamente por "Conceyu Bable" desde las páginas de "Asturias Semanal": prestigioso grupo formado por Xuan Xosé Sánchez Vicente, Xosé Lluis García Arias y Lluis Xabel Álvarez, quien protestó porque no se nos hubiera invitado a participar en el "Día de la Cultura". Una gran decepción sufrieron Amelia Valcárcel y Lluis Xabel Álvarez cuando le entregaron a Víctor Manuel traducciones al bable de algunas de sus canciones más populares y éste las rechazó aduciendo que los colores de la bandera asturiana eran "muy amariconados y que el color de su bandera favorita era la roja con la hoz y el martillo". En aquel IV Día de la Cultura -organizado oficialmente por la Sociedad Cultural Natahoyo- participaron también Luciano Castañón como pregonero y los cantantes Benedicto y Bibiano -de Galicia-, Fernando Unsaín -de las vascongadas- y Rosa León y Ana Belén -de Madrid- que fueron muy aclamados por el público totalmente entregado al amanecer democrático.

La desaparición de "Voluntad"

El nuevo director de Medios de Comunicación del Estado, Emilio Romero cometió un gran error al fusionar los periódicos "Voluntad" y "La Nueva España". Cuando ya se había comprado una nave industrial y una nueva rotativa que sustituyese a la histórica "Marinoni" se encontraba dispuesta para funcionar, Emilio Romero optó en el mes de agosto por nombrar a Alfonso Calviño Castañón director de "la Nueva España" e integrar a "Voluntad" en la publicación creyendo que así se potenciarían ambos con sus contenidos. Pero no fue así: a los suscriptores del "Oviedín del alma" no les hizo gracia que se colase en sus casas por debajo de la puerta "El Gaviotu" de Rovés.

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