El fatal suceso ocurrido en la tarde del sábado en el muelle de Rendiello, junto a la rula situada en El Musel, ha generado conmoción y debate. Conmoción en una familia, la de Carlos Alberto Colunga, el aficionado a la pesca que se precipitó al agua con su coche en una caída que resultó mortal. Colunga, que era vecino de Gijón y tenía 60 años, no tenía mujer ni hijos, pero su hermano y sobrinos han sufrido una pérdida más que dolorosa, pidiendo expresamente despedirle en la más absoluta intimidad en el tanatorio "Jardín de Noega", en Jove.

Y ha generado debate en el ámbito público a raíz de las manifestaciones realizadas por testigos del fatal incidente, ocurrido a las 17.10 horas del sábado, momento en el que el Renault Clio blanco de Carlos Alberto Colunga se precipitó desde el borde del muelle al agua, justo en una zona libre entre barcos atracados. Otros pescadores que se encontraban cerca sintieron al coche caer y uno de ellos avisó a los servicios de emergencias. Con gran celeridad llegaron Bomberos de Gijón, Salvamento Marítimo, Guardia Civil, Policía Local y ambulancia. Sin embargo, el calado de la zona era de nueve metros. Algunos de los testigos presentes denunciaron que "primero no tenían botellas de oxígeno, y se las pidieron a un pescador; pero resultó que nadie tenía la licencia para bucear tantos metros".

La recuperación del cadáver se demoró a la espera de la llegada del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil. En torno a las 19.00 horas estaban inspeccionando el lugar de caída del vehículo y determinaron la necesidad de extraer el coche con una grúa ante la imposibilidad de sacar el cuerpo sin vida del pescador gijonés. Fue en torno a las 20 horas cuando se llevó a tierra el automóvil. "No puede ser que no haya buzos a mano en El Musel", denunciaron algunos de los presentes. Sin embargo, fuentes consultadas por este diario, conocedoras de estos operativos así como del entorno portuario gijonés, recalcan que "las circunstancias son las circunstancias y, en estos casos, o los ocupantes pueden salir por sus medios o casi nunca hay nada que hacer". Recuerdan el suceso ocurrido en el Puerto Deportivo en 1997, donde el calado es menor que en El Musel. Dos de los ocupantes del vehículo que cayó al agua fallecieron y otro quedó con secuelas tras estar en coma. Hubo otra superviviente, que salió por su propio pie. "Se hace lo que se puede, pero casi siempre es tarde", cuentan quienes conocen el ámbito de la seguridad portuaria. "Aunque tengas buzos 24 horas disponibles, es imposible. El margen de respuesta es de minutos, y El Musel es inmenso para moverte de un lado a otro", agregan.

Exigencia de XSP

Xixón Sí Puede recordó ayer que hasta 2003 la Autoridad Portuaria tenía un servicio de buzos "encargado de limpiar la lámina de agua del Puerto Deportivo y El Musel, medir la altura del agua sondeando para elaborar las tablas de mareas, llevar a los fareros las balizas de las Amosucas o cualquier otro problema que pudiera surgir y precisara su intervención". Por ello, exigió la recuperación de este servicio después de que "el PSOE lo privatizara y fuese finalmente eliminado".