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Cortina: "Quien sufre un infarto suele salir del hospital con el miedo a 'qué va a ser de mí'"

La cardióloga afirma que en Asturias "tratamos bien la fase aguda de los problemas cardiacos, pero falta ir más allá"

La cardióloga Rosario Cortina.

"Qué va a ser de mí". Es la frase que, según la cardióloga Rosario Cortina, con más cruceza representa los miedos de los pacientes que han pasado por algún ploblema coronario grave y que, tras atajarse su fase aguda, son dados de alta en el hospital.

Es la frase con la que exteriorizan sus temores y, por eso mismo, la que más oye, sobre todo entre quienes se han "sentido morir" cuando sufrieron un infarto y pasado el trago afrontan la vuelta a la normalidad de su vida. "Según cómo se haya presentado la enfermedad, ese miedo puede ser mayor o menor. Si el paciente cuando empezó a sentirse enfermo fue consciente de la gravedad de lo que le pasaba, esa inseguridad se agudiza. Porque hay quienes llegan al hospital con la sensación de muerte inminente y quienes pueden haber pasado por un infarto casi sin síntomas. Eso diferencia mucho las formas de volver a la normalidad", explica la doctora Cortina.

Para hacer frente a esas secuelas psicológicas y físicas que tienen muchos pacientes tras un evento cardiológico, y para reforzar su recuperación y prevenir recaídas es para lo que se ha puesto en marcha en Gijón, en el Sanatorio Covadonga, la primera unidad de rehabilitación cardiaca del área V.

En Gijón es la sanidad privada la que le toma la delantera a la pública en la organización de una unidad que trabaja en la segunda fase de la atención a un paciente operado del corazón o infartado. Una unidad que el Sespa sí ha desarrollado en el HUCA para pacientes del área de Oviedo, y que según la Fundación Española del Corazón "disminuye entre un 20 y un 30% la mortalidad por enfermedad cardiaca; y que llega hasta el 43% si el programa se cumple en su totalidad, y no sólo en el aspecto del ejercicio físico".

Con nueve altas al día en Asturias -según los datos del INE- de personas que han sufrido un infarto agudo de miocardio, la realidad de la región es la del aumento de un colectivo de pacientes cuya atención se ha convertido en un tema "candente y de actualidad", reconocen expertos como Cortina. "Desde la implantación del 'Código Corazón' -el programa que ha protocolizado la atención inmediata de los infartos agudos de miocardio, para evitar que se perdiera un tiempo vital- la mortalidad en Asturias por esta causa se ha reducido mucho. Estamos entre los países punteros en la realización de la angioplastia primaria, pero hay un después para que esa vida se normalice, tanto social como laboral o anímicamente; hace falta ir un poco más allá", explica Cortina, cardióloga de Cabueñes y del Sanatorio Covadonga, y la encargada de dirigir en este último centro la unidad de rehabilitación. Una unidad que tiene un pilar en la actividad física adaptada a la conveniencia de cada person, otro en el control de los factores de riesgo (hábitos alimenticios, de vida, de consumos tóxicos...) y otro en el control de los factores psicológicos. De cada aspecto se encargarán profesionales específicos.

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Sobre los beneficios del ejercicio físico, e incluso la preocupación de los paciente por saber si podrán seguir llevando una vida tan activa como antes, la doctora Cortina advierte que "ninguna enfermedad cardiovascular tiene prohibido el ejercicio; lo que sí hay que tener claro es que debe ser adaptado a las capacidades y situación del paciente, y eso quien mejor lo valora es el profesional sanitario. Un trasplantado, un operado, un infartado... ninguno de ellos tiene prohibido el ejercicio, el deporte, pero debe realizardo de forma controlada, dirigida y progresiva".

Respecto a los factores de riesgo, Cortina es clara: "nuestros enfermos tienen que llevar un control estricto de esos factores. El paciente coronario debe entender que la suya es una enfermedad crónica y aunque no tiene por qué dejar de tener una vida activa, ni social ni laboralmente, sí que debe ocuparse y preocuparse en que la enfermedad aguda no vuelva a aparecer". lo que hace que el tabaco, el colesterol, la diabetes, la hipertensión... sean sus enemigos.

Sobre el control de los factores psicológicos, la médica comprende perfectamente que "alguien que se ha sentido morir no sabe cómo afrontar su vida; está lleno de dudas y esas podemos resolvérselas los médicos". Un ejemplo: "pueden tener muchas dudas sobre cuándo retomar su vida sexual tras un infarto o una operación, y podemos decirles que no hay contraindicación para una actividad que no deja de equivaler a subir dos pisos andando con un componente emocional añadido". En general la doctora hecha en falta algo tan básico como que los enfermos coronarios se atrevan, tras sufrir un evento agudo, a consultar con el médico todas las dudas que les asaltan. "Es necesario que el paciente pregunte más, demuestre más al especialista sus angustias, que sabemos que las tiene, porque la prevención empieza por entender y saber afrontar lo que viene tras una buena recuperación de la fase aguda". Con eso, y su traducción en un aumento del trabajo rehabilitador, dice la cardióloga, se complementaría el gran esfuerzo y los buenos resultados del "Código Corazón".

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