Por unas horas, el Jardín Botánico Atlántico se convierte en noche de verano en un bosque encantado. Son las "Noches mágicas", en las que seres mitológicos brotan de los árboles para guiar a los visitantes en un paseo encantador por el Botánico.

Luces fantasmagóricas, música de gaita y tambor y personajes fantásticos son los ingredientes para introducir al público -en dos pases por noche, a las 22.00 y a las 23.30 horas para 150 espectadores, hasta el próximo domingo- en una atmósfera que en sus primeras sesiones hizo aflorar risas entre los más pequeños, y en algunos casos llanto por el miedo. La actuación traslada a los espectadores a un mundo paralelo lleno de criaturas de la mitología asturiana.

Con las representaciones de este mes, ya van 14 años de este espectáculo. El Botánico ha ampliado el recorrido en el que se realiza la función, con más lugares en los que explicar al público los secretos del Jardín en la oscuridad. Y entre flora y fauna van sorprendiendo diferentes seres mitológicos, perfectamente ataviados, entre los que destacan los trasnos que van provocando desde sustos hasta carcajadas entre los asistentes. Aprovechan el espesor de la niebla y la frondosidad de los árboles y arbustos para camuflarse entre la naturaleza y sorprender a los visitantes, que intentan "luchar" contra ellos con linternas y manteniendo los ojos como platos. Sin éxito. "¡Qué susto!", gritaban los asistentes.

Pero no todo es sobresalto pues estos duendes traviesos también tienen tiempo de bailar con niños y mayores. Eso sí, saben cuando retirarse de la escena. Cuando entran el diañu burlón, la güestia o el nuberu, personajes que, traen tensión en el bosque y dejan un silencio sepulcral entre los asistentes, que se entregan a los aplausos cada tras sus intervenciones.

La larga cabellera rubia de la xana y su delicada belleza contagia felicidad y admiración al público, mientras que el Trasgu lleva la voz cantante de la historia, interactuando con los asistentes, con puntos de humor en su narrativa. Les llavanderes, el cuélebre y el busgosu completan un maravilloso viaje por la mitología asturiana, al alcance de todos en el Botánico.