"Practicar, practicar y practicar" es el mantra que llevan años aplicándose los más de veinte jóvenes que se dieron cita ayer en el campeonato de cubo de Rubik que se celebró en el recinto de la Feria Internacional de Muestras. Y los resultados se hacen patentes: apenas seis segundos para completar alguno de los cubos.

¿La clave para batir estas inverosímiles marcas? "Haber memorizado la mayor cantidad de algoritmos posibles, tener agilidad manual, coordinación óculo-manual y visión espacial, ya que no mueves solo el cuadrado que quieres, sino todo, y tienes que saber ver cómo va a quedar para continuar", aseguró Enol Matilla, organizador del campeonato y presidente de Rubik Astur.

El procedimiento es siempre el mismo: "al competidor se le entrega el cubo, tapado con el tapacubos, después de que se haya modificado en base a un patrón", explica Matilla, "una vez levanta el tapacubos, el competidor tiene veinte segundos para estudiar el cubo sin hacer ningún movimiento, viendo el patrón". Es entonces cuando, "coloca las dos manos sobre el sensor y, en cuanto las levanta, empieza a contar el tiempo, que solo se para hasta que vuelve a posar las dos manos". Todo ello, en ocasiones, no más de diez segundos.

"Este es un tipo de campeonato pero hay más: con los pies, a una mano, a ciegas o a mínimos movimientos", explicita Matilla, igual que hay distintos cubos, de distintas medidas, en los que se mueven las placas, las esquinas o incluso los de tipo "clock" en los que hay nueve relojes y, mediante ruedas que mueven engranajes, hay que conseguir que todos marquen las 12.00 horas. "Hay gente que de verdad es adicta, pero para mí no deja de ser un hobby", enfatiza Rubén López, uno de los competidores, de 15 años, "entreno alrededor de una hora y media al día, somos una comunidad muy sana", asevera mientras graba vídeos para subir a su canal de Youtube.

Otro de los competidores, el joven Miguel Espelleta, de 13 años, dice que "la clave es practicar y aprender más algoritmos para intentar bajar algunos segundos el crono", explicita. Junto a él, sus padres, que suelen acompañarle a las competiciones. "Me explica cosas que yo no veo, ni las entiendo", asegura su madre, Cristina Pontón, "gana mucho en visión espacial y en el cole es bueno, sobre todo en matemáticas, quizá el cubo de rubik le ayude", analiza. "Antes sí que practicaba más, estaba más obsesionado, le echaba muchas horas, ahora ya menos, solo para las competiciones", explica. Lo que sea con tal de conseguir ser el más rápido a este lado del Piles.