Nada mejor para afrontar los grandes excesos del verano que practicar zumba, una mezcla de baile y rutinas aeróbicas al son de los temas latinos más populares. Movimientos para "subir el ánimo y reforzar la memoria", tal como explica una de las asistentes, Guadalupe Rey. Es la tónica general de cada lunes y miércoles del verano gijonés en la plaza de la República, en el barrio de El Coto. Allí, decenas de aficionados del deporte y del baile no se pierden las clases de zumba organizadas por el Ayuntamiento. Para algunos es una cita llena de diversión y dinamismo, para otros, la mejor terapia para levantar el ánimo y para recuperarse de lesiones. Es el caso de María Aurora Corte Ortiz que después de haber atravesado dos operaciones y tener problemas en los pies, reconoce "no poder perderme ni una sola clase de este ejercicio aeróbico", puesto que es "la mejor medicina para recuperarme tanto física como emocionalmente". La exigencia y el ritmo de la clase puede variar según las capacidades de cada uno, "en mi caso evito la parte de saltos, porque tengo que ir poco a poco", avisa Corte Ordiz.

Llena de ambiente, desde niños de tres años a mayores octogenarios se animan a poner al límite su cuerpo con ejercicios aeróbicos durante una hora al ritmo de merengues, cumbias, hip-hop o bachatas. "A principio de verano éramos entre setenta y ochenta personas, pero al ir acabándose las vacaciones y las fiestas hemos decrecido casi la mitad", confirmó Emma Vega, la instructora oficial de zumba y "zumba step". Esta cita no sólo ha triunfado entre los locales, sino también entre los veraneantes, según comenta Vega.

La ovetense, Guadalupe Rey, sigue con sus clases de zumba en Gijón donde veranea en esta época: "me lo paso bomba, sea donde sea, en la calle o en el gimnasio", asegura exhausta. Después de haber dado "todo de mí, y liberar mucha energía, que lo necesitaba", explica Rey sobre las variadas coreografías que han estado practicando durante todo el verano y que han sido creadas "alternando canciones más lentas, con otras más rápidas para lograr un equilibrio en la intensidad, de manera que todo el público sea capaz de seguir las clases", aclara la instructora.

Finaliza la jornada deportiva y se respira un ambiente de compañerismo mientras los presentes recogen sus mochilas y botellas de agua, "y con la misma alegría volveremos el próximo lunes", expresa Laura Fernández, mientras se despide de sus compañeras. "La verdad es que a parte de todo el ejercicio que hacemos este es otro encuentro ideal para sociabilizar con gente nueva", manifiesta Fernández. La diversión está en primer término. "Lo esencial es que la gente que venga lo viva y lo disfrute, que se lo pasen bien", expuso Vega como el objetivo de su disciplina.

Sin embargo, diversos participantes señalaron otros beneficios clave de esta modalidad de baile como "el fortalecimiento de la memoria, al concentrarte en aprender la coreografía, el equilibrio y la paliación de dolores en caso de artrosis", señaló Rey. Y que no falte.