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Las aras romanas "deben estar en los museos locales", reclama su directora

Paloma García considera el inventario de las lápidas "un paso importantísimo" para que puedan ser mostradas al público

La lápida dedicada a Júpiter depositada en Veranes. ÁNGEL GONZÁLEZ

"Son piezas importantísimas para el conocimiento de la historia antigua de la ciudad y deberían estar expuestas al público y disponibles para su estudio". Paloma García, directora de los Museos Arqueológicos de Gijón, que engloba a las Termas Romanas de Campo Valdés, el Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres y la Villa Romana de Veranes, tiene claro que el lugar de las piezas gijonesas en manos privadas que el Principado quiere proteger "es el de los museos de sitio".

Tan sólo una de las piezas gijonesas se puede visitar en la actualidad: se trata de la lápida dedicada a Júpiter hallada en Castiello, propiedad de los herederos de Dolores Sala, que actualmente está en depósito en Veranes. Las otras dos, aún siendo "claves" para la historia de la ciudad, son precisamente unas "grandes desconocidas" para los vecinos de Gijón. El ara balnearia a la Diosa Fortuna de Pumarín, en manos de la familia Del Castillo, no es accesible al público, cuando su lugar natural debería ser "precisamente las Termas Romanas, no en vano alude a la consagración de un espacio balneario; sería un sitio estupendo para que los ciudadanos pudieran disfrutar de ella", asevera Paloma García.

Del mismo modo, la lápida dedicada al emperador Augusto en el Cabo Torres, parte de la extensa colección del Tabularium Artis Asturiensis, debería pasar a formar parte, a juicio de su responsable, del Parque Arqueológico -de la Campa Torres, el espacio en el que fue localizada. "Es una pieza fundamental en la historia de la ciudad", sostiene García, quien señala que "es mucho más interesante que se la deposite en la Campa en lugar de permanecer en un almacén".

Para la directora de estos espacios museísticos gijoneses, la ciudad "es una privilegiada, contamos con tres espacios especializados con 100.000 visitas al año, ubicados en lugares que de por sí son bienes de interés, y lo lógico parecería que estas lápidas se expongan en ellos". Sobre todo, porque "así se favorecería el conocimiento por parte de todos los ciudadanos", y porque se permitiría a los investigadores estudiar cuestiones como "la forma en que fueron talladas, si se tallaron in situ o no, los materiales..." enumera García. La directora de los museos cree que "efectivamente existe un riesgo" de que las piezas acaben fuera de España a través de operaciones de venta de patrimonio que, al no estar estas piezas ni siquiera inventariadas en muchos de los casos, estarían permitidas. Al incluirlas en el Inventario de Patrimonio Cultural de Asturias, el Principado debe dar el visto bueno ante cualquier actuación que se vaya a llevar a cabo en relación con estas piezas.

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