Los agresores sexuales tienen en internet una herramienta idónea para acercarse a sus víctimas con fines lascivos sin ni siquiera compartir ciudad ni, a veces, país. Lo prueba está en la detención ayer en Jerez de la Frontera, Cádiz, de un hombre de 37 años como presunto autor de un delito de abuso sexual contra una niña de Gijón de 12 años a la que se acercó con el pretexto de venderle un teléfono móvil para luego presionarla y coaccionarla a través de la red. Los padres de la menor denunciaron los hechos en la Comisaría de El Natahoyo permitiendo que las pesquisas policiales localizaran al sujeto -y detención posterior- en la ciudad gaditana.

El acusado, que fue puesto en libertad con cargos ayer tras declarar ante el Juzgado de Guardia de Jerez, insertó diferentes anuncios de teléfonos móviles en varios portales de venta de internet. La investigación permitió demostrar que al menos llegó a tener hasta 47 dispositivos móviles de alta gama ofertados simultáneamente en la red y a precios muy atractivos. En uno de estos anuncios, sin saberlo, cayó supuestamente la menor gijonesa. Tras un primer contacto con la joven, de carácter comercial, el detenido profundizó en los temas de conversación pese a ser plenamente consciente de la edad de la niña. A partir de ahí comenzaron las conversaciones privadas que son constitutivas de delito.

Según la información recabada por la Policía, el acusado se fue ganando la confianza de la joven, trató de influenciarla y de persuadirla para lograr que le enviase fotografías y vídeos en los que realizase actos de carácter sexual. Incluso la instó a que se instalara un programa para comunicarse por videoconferencia en tiempo real. Tal fue la presión que la menor gijonesa acudió a sus padres para advertirles de lo que sucedía. Ante esta revelación, los progenitores acudieron a Comisaría para denunciar los hechos. Una actuación que demuestra que la tutela de los padres ante el ocio digital de sus hijos es fundamental para evitar estos episodios de agresión sexual y otros delitos. Tras la denuncia dio comienzo la investigación del Grupo de Delincuencia Económica de Gijón, expertos también en los delitos cometidos en internet.

Las averiguaciones focalizaron la atención en un ciudadano de Jerez de la Frontera por lo que los agentes gijoneses requirieron de la ayuda de sus homólogos gaditanos -de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV)- que llevaron a cabo la detención. Allí, en Andalucía, se mantiene abierta la investigación policial ante la posibilidad de que esta conducta sea habitual en el detenido, dado los numerosos anuncios que tenía publicados en la red.

Esta nueva tipología delictiva -conocida como "grooming", es decir, chantaje a menores- se define, en palabras policiales, como el conjunto de estrategias que desarrolla una persona adulta para ganarse la confianza de una menor a través de internet con el fin de obtener concesiones de índole sexual.

Para combatir el "grooming" la Policía insta a los padres a educar a los niños y adolescentes previniéndoles a utilizar pautas seguras a la hora de navegar por la red. No compartir ni proporcionar imágenes ni vídeos privados ni comprometedores, desconfiar siempre de los desconocidos, mantener actualizados los equipos y protegerlos para evitar el robo de archivos. También se recomienda no ceder nunca al chantaje y ponerlo en conocimiento de la policía. Guardar pruebas del delito (mensajes, capturas de pantalla o conversaciones) resulta fundamental para detener al delincuente.