Después de muchos años como socia del Grupo, es la primera vez que ante una asamblea para aprobar unos presupuestos un presidente se dirige a los socios informándoles de la importancia de la aprobación de los mismos. La primera pregunta que me viene a la mente es: ¿Por qué son más importantes estos presupuestos que los aprobados en años anteriores? La respuesta está muy clara en la primera frase de su carta, sólo que necesita un pequeño cambio: "En los próximos días afrontaré un reto decisivo para mi continuidad como Presidente del Grupo". Eso sería lo correcto.

Este presupuesto tiene la importancia que tiene, ni más ni menos que los anteriores. Es, desde luego, una parte importante para el desarrollo y funcionamiento de este club, pero ni siquiera tiene incluida alguna decisión económica arriesgada que pueda hacer peligrar a corto plazo la salud del Grupo.

Cuando una tiene la oportunidad de leer una carta del presidente del club al que pertenece desde hace muchos años y al que se siente orgullosa de pertenecer, pone toda la atención posible e incluso la lee más de una vez. Y lo siento, señor presidente, pero una vez releída atentamente, mi impresión es que se encuentra acorralado, que cambia las reglas del juego en esta asamblea para intentar que el socio que no vive diariamente esta sociedad venga a votar, porque si solamente votara el socio que acude al Grupo con frecuencia, tendría muy difícil sacar adelante esta moción de confianza.

Nos cuenta la herencia recibida, pero a ese socio que no vive el Grupo no le recuerda que usted ya sabía de esa herencia cuando se presentó para liderar ese proyecto de "Mejor en Grupo" y que las mayores quejas existentes y este malestar social es creado por sus decisiones y su gestión, esa gestión basada en "ensayo-error", que tantas rectificaciones ha provocado.

Nos dice que votemos libremente. Yo, por suerte, pertenezco a un club organizado democráticamente, y siempre he votado libremente.

Nos anima para poder llevar el ilusionante proyecto de la finca "La Torriente"; la finca, que recuerdo muy bien, en campaña electoral para usted y muchos de sus seguidores, era la compra caprichosa de un jardín, por el señor Tamargo.

Señor presidente, su carta me suena a campaña electoral, y cuando una junta directiva después de un año de mandato envía semejante exposición a los socios, es que algo no marcha bien. Ya que apela al espíritu grupista.

Me gustaría, desde aquí, recordarle que ese espíritu nos dice que un grupista no busca atajos para ganar, que se enfrenta a sus rivales en las mismas condiciones y sin ventajas, que siempre respetará a esos rivales y, por supuesto, que lo más importante no es ganar, lo más importante es defender nuestro club.

Nos pide ayuda para escribir una brillante página en la historia del Grupo Covadonga, pero, señor presidente, con tantos tachones veo muy difícil que esa página sea brillante. Confórmese con poder seguir escribiendo y procure no emborronar nuestra historia.