¿Cómo va la digitalización del archivo municipal?
-Por dos vías: por una parte, una digitalización selectiva, de series concretas del fondo histórico. Es más costosa pero tiene el valor añadido de la indexación de la documentación. Así, podemos hacer consultas desde casa a partir de referencias como el nombre, los apellidos, etcétera. Es un trabajo más lento, a veces tedioso. Tiene la ventaja de que los resultados son fabulosos. La digitalización del fondo administrativo no se ha planteado porque el paso es la informatización. Esa digitalización será una segunda fase. Ahora hay otro: la generación de documentación electrónica. Vamos hacia una informatización integrada en la gestión municipal. Y ahí estará toda la documentación electrónica desde 1996.
-¿El archivo gijonés tiene un nivel de consultas alto?
-Le doy los datos: las consultas registradas a lo largo de los últimos cinco años, presenciales, son doce mil. Esas doce mil consultas ha supuesto, en cifras redondas, el manejo o trasiego de treinta mil documentos. Es un dato importante si pensamos que ese trabajo se ha hecho en el plazo de cinco años: hay que sacar los documentos de sus cajas, llevarlos a las oficinas de consulta, hacer gestiones, devolverlos a su sitio... Pienso que son niveles de utilización bastante importantes, muy notables. Cada archivo tiene sus peculiaridades. Un archivo histórico tendrá lógicamente muchos investigadores, pero la presencia del ciudadano normal y corriente será irrelevante.
