Dentro de las celebraciones marianas del día de ayer, donde destaca por encima de todas la Virgen de Covadonga, hay otras advocaciones que conservan el estilo tradicional de la más genuina Asturias. La Virgen de Peña de Francia, en la parroquia de Deva, es una de ellas. Esta Virgen se conserva en la capilla de los condes de Revillagigedo y es una construcción que data de 1691, y cuyo patrocinador fue el abad Luis Ramírez de Valdés, el mismo de la Colegiata de San Juan Bautista. Su exterior queda prácticamente desapercibido; hay que visitar su interior para apreciar toda su belleza.

De estilo barroco, sus balcones se alzan sobre el nacimiento del río Deva. Se da la circunstancia de que esta capilla sufrió graves deterioros durante la guerra civil y la imagen de la Virgen fue arrojada al río por los anarquistas. Pero tanto el vecindario como la familia Revillagigedo lograron su total rehabilitación. Recientemente se ha restaurado el zócalo barroco típico del siglo XVII. En su cripta están enterrados, el padre, el abuelo y el bisabuelo del actual conde de Revillagedo, Álvaro Armada y Barcáiztegui.

Ayer, la capilla, bellamente engalanada, esperaba la solemnidad de la misa de una y la posterior procesión. En medio del crucero estaba la imagen de la Virgen, rodeada de flores y de niños ataviados con el traje regional. Pequeña y negra, es una réplica de la que se venera en El Cabaco, Salamanca, a la cual se le atribuyen numerosos hechos milagrosos. Ante un público que llenaba por completo el recinto, ofició la eucaristía el párroco de Cabueñes y Deva, Celso González. Lectura del Cantar de los Cantares, "Levántate amada mía, hermosa mía, ven a mí?", y evangelio de San Lucas. En la homilía, el párroco expuso a María como la madre de todos nosotros, ejemplo de virtudes e intercesora de nuestras oraciones. En el momento de la consagración, un gaitero y un tamborilero entonaron el Himno Nacional. Y al final de la misa, los vecinos y gran parte de la familia Armada entonaron juntos el Himno de su Virgen. "La Virgen de Peña de Francia / a Deva quiso venir, / y entre flores y carbayos / hacer la aldea feliz?". Posteriormente, sacaron en procesión a la Virgen en un corto recorrido por los jardines de la residencia del conde de Revillagigedo. Era un mediodía radiante y en el desfile participaron todos los feligreses, la aristocracia y el pueblo, hermanados bajo el manto de su Virgen.