Gritos, golpes, insultos y amenazas. Los vecinos y familiares de María Luisa L. G. -la mujer de 57 años que el pasado mes de enero saltó por la ventana de su casa de El Coto por las supuestas coacciones a las que le sometía su hijo- coincidieron ayer en el juicio en describir el tenso ambiente que se vivía en el domicilio cuando madre e hijo convivían pese a existir una orden de alejamiento entre ellos. Por contra, el joven acusado, que se encuentra preso de forma provisional en el Centro Penitenciario de Asturias desde que ocurrieron los hechos, se declaró ayer inocente de los cargos de coacciones, quebrantamiento de condena y violencia habitual, tres delitos cometidos supuestamente contra su madre y por los que afronta una pena de siete años y medio de prisión que reclama la Fiscalía.

Ludópata

En la vista oral celebrada ayer, Francisco T. L., el acusado, reconoció que acostumbraba a ir a dormir con ella, pese a existir la orden de alejamiento, y que "a veces" le pedía dinero. Lo hacía "con artimañas" como la excusa de pagar la comunidad pero "nunca con amenazas ni agresiones". "La relación de causalidad entre las depresiones e intentos de suicidio previos de la mujer con la conducta del hijo como pretende la Fiscalía está fuera de lugar, no existe una relación de causalidad porque ella arrastraba esos problemas desde hace 16 años", defendió su abogado defensor, José Manuel Rodríguez Menéndez. El letrado también señaló que el día del fallecimiento de la mujer, Francisco T. L. había llegado a casa a las tres de la madrugada después de haber jugado varias horas en el Casino. Por la mañana, mientras dormía, escuchó un fuerte ruido y se asomó a la ventana viendo a su madre tendida en el suelo, hizo la cama y bajó la escaleras para tomarle el pulso. Después se marchó corriendo del lugar y llamó a su expareja y madre de su hijo para pedirle ayuda para acabar luego entregándose.

Especial interés suscitó la declaración de la expareja del acusado. "Me llamó por teléfono para decirme que su madre lo había hecho, que al final se había tirado por la ventana y como él estaba muy nervioso, quedamos", relató la expareja del acusado. Ella misma aseguró ayer en su declaración, ante la jueza, que Francisco T. L. le dijo el día de los hechos: "yo no la he tirado pero ha sido culpa mía, todo por el puto dinero". Tras esta revelación también desligó la conducta del acusado del desenlace de su madre.

Versión distinta ofreció la hermana de la víctima y tía del acusado. "Le rompió hasta tres teléfonos para que no pudiera llamar a la policía, le pisó la cabeza y le cogía por el pelo para no dejarle marcas, estaba casi calva; vivía amenazada por su hijo, que era muy agresivo", relató. Incluso, "un día la desnudó para ver si llevaba dinero encima", añadió la mujer por conversaciones que mantenía con su hermana antes de su muerte. Todo para sacarle el dinero, al punto de que "mi hermana tenía que pedir dinero por la calle para comer", añadió.