La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Trigo limpio entre la basura

La maestra gijonesa Carmen Fernández lleva doce años trabajando en favor de los más necesitados de Guatemala con proyectos de educación e higiene

Carmen Fernández R. Ponga, ayer, antes de la charla que ofreció en San Lorenzo. MARCOS LEÓN

La combinación de factores determinantes puede dar giros inesperados a la existencia, la de uno y la de los demás. Es lo que le ha pasado a Carmen Fernández R. Ponga, maestra gijonesa que hace doce años decidió cambiar radicalmente de vida. Y con la suya cambiaron también las de muchas personas. Fue hace doce años cuando se dio la doble circunstancia del fallecimiento de su madre, a la que cuidaba, y de su jubilación, después de largos años como docente en media España, y también en Gijón. Y fue el momento preciso para que decidiera hacer las maletas y poner rumbo a Guatemala, sin haber estado nunca en América, pero con el férreo convencimiento de que allí su labor sería importante para quienes no tienen casi nada.

"Yo pertenezco al instituto secular Vida y Paz, lo que quiere decir que soy seglar, laica y consagrada. Mis compañeras ya estaban en el país desarrollando su labor y dada mi condición de maestra pensaron que podía ser útil", recordó ayer Carmen en la parroquia de San Lorenzo, donde acudió como invitada para contar su experiencia de cooperación, un relato intenso que siempre ha contado, como ella misma relata, con la colaboración de muchos gijoneses.

Nada más llegar a Guatemala tuvo como destino la escuela de los niños que trabajan en el basurero de la capital guatemalteca, una mole de deshechos de la que viven miles de familias, y en la que el hedor y la suciedad llevaban mucho tiempo tragándose el futuro y las ilusiones de los más pequeños. Allí ayudó mayoritariamente en tareas de alfabetización, en contacto con los niños y sus familias. Y allí también se dio cuenta de que las necesidades iban mucho más allá de lo educativo. "Vi cómo vivían las familias y se me caía el alma a los pies. Así que empecé a discurrir proyectos y planes para ayudarlos a mejorar, y tengo que decir que siempre conté con la ayuda de mucha gente de Gijón; cada vez que vengo a ver a la familia, cada dos años, consigo financiación para alguna cosa", indicaba ayer con satisfacción, porque cualquier donación por pequeña que sea supone un gran empujón a las necesidades de las gentes de Guatemala.

De las letras Carmen pasó a la construcción, porque al poco de llegar vio como una tormenta tropical dejaba sin casa a 40 familias del poblado indígena de Chinautla, y decidió que algo había que hacer para devolver la dignidad a quienes se habían quedado sin nada. "Puse en marcha una campaña y conseguimos que el Ayuntamiento les cediera un terreno, una finca donde había habido un cafetal llamado La Ponderosa, y aquí en España también me moví; me enteré de que Navarra ofrecía muchas ayudas a este tipo de desastres y les presenté un proyecto, nos ayudaron mucho y pudimos construir un poblado de 40 casitas de madera", relata.

Los proyectos han ido evolucionando con el tiempo y ahora están centrados en cuestiones como educación, con escuelas infantiles y para adultos; un plan de alimentación y nutrición para ayudar a las familias a contar con lo necesario para vivir sin carencias, o la salud, con talleres y cursos de formación.

Además, en la actualidad Carmen se encuentra inmersa en una campaña para dotar a todas las casas del poblado de cuartos de baño. "Es una cosa muy sencilla, con un suelo de hormigón y sanitarios". Y hace poco las familias también disponen de un depósito con capacidad para almacenar 1.250 litros de agua, porque sólo disponen de suministro una vez a la semana "y hasta ahora la guardaban con cubos".

Por si fuera poco, la gijonesa se ha puesto manos a la obra en lo que denomina "cocinas ecológicas". Esto es, proporcionar a las familias un hogar con base de chapa para poder cocinar más cómodamente, y colocar chimeneas en las chabolas para evitar que inhalen el humo.

"Es muchísimo lo que hay que hacer, aquello es otro mundo y toda la ayuda es poca", asegura Carmen Fernández, deseosa de dar a conocer su labor para conseguir financiación. "Allí con poco se hace muchísimo", advirtió en la charla que impartió en la parroquia de San Lorenzo. Ella por su parte, y mientras pueda, promete seguir dejándose la vida en el empeño de que la de los demás sea mejor.

Compartir el artículo

stats