Luego la edil socialista empezó a ponerle apellidos a los asuntos. A la familia Aritio Armada se refirió al mencionar la "glorieta de Nuevo Roces que se iba a hacer en suelo público y para la que ahora hay 13.000 metros cuadrados de suelo privado que pasa de no urbanizable a urbano con 7.600 metros de edificabilidad en una situación muy lucrativa para esta familia. Aquí sí pero en El Muselín se descatalogó suelo urbano que había, que pasa a no valer nada". Y a la familia del concejal forista Manuel Ángel Arrieta (que no asistió al Pleno de ayer) hizo mención al denunciar que la catalogación del jardín privado de la finca donde nace el río Peñafrancia baja su protección de los 29.000 metros cuadrados iniciales a poco más de dos mil. En esa zona de la Quinta del Conde hay un proyecto hostelero de Álvaro Armada que firma como arquitecto el hijo del concejal de gobierno. También hizo mención la socialista a los recrecidos en el Hospital de Begoña por un cambio en la ubicación del inmueble dentro de los límites de zonificación que se fijan en la ciudad. El tema de estos recrecidos ya se denunció su momento generando una gran bronca política por la relación profesional de la propia Alcaldesa con esa institución.

Couto negó las acusaciones del PSOE sobre relaciones con las familias cuyas propiedades se iban nombrando - "mi único contacto con los Armada fue por un problema con las expropiaciones del Parque Fluvial", matizó- y la propia Alcaldesa, Carmen Moriyón, retó a la concejala socialista a concretar su acusación sobre los intereses de Arrieta

PP y Ciudadanos dieron un voto positivo "por responsabilidad" a seguir adelante con la tramitación pero matizando, en palabras del portavoz popular Mariano Marín que "no hay que sobredimensionar el acuerdo que hoy tomamos aquí. El documento que se apruebe finalmente puede ser muy diferente". Para el PP la prioridad está en "recuperar la seguridad jurídica del urbanismo local" y para Ciudadanos, como explicó su portavoz José Carlos Fernández Sarasola, se trata de avanzar en un proyecto que "es una de las principales obligaciones que tenemos como corporación". A ambas formaciones políticas les parece un error las propuestas que tiene el Plan para el desarrollo futuro de la franja costera de El Natahoyo y El Rinconín. En el primer caso piden dar cabida a los usos residenciales y en el segundo aprovechar la potencialidad turística de la zona.

"No lo consideramos el Plan General de IU", dejó claro desde un principio el portavoz Aurelio Martín pero sí reivindicó como de su organización, en colaboración con Xixón Sí Puede, muchas de esas novedades que había enumerado minutos antes el concejal Couto. Y otras como el compromiso de invertir 200 millones en la rehabilitación de viviendas y barrios degradados. "Esta medida le pone el alma social al Plan", estableció Martín, quien también defendió la capacidad de generar actividad económica y empleo. "Este es un plan que no es de ninguno de nosotros lo que hace que sea más de todos", sentenció antes de la votación y, añadió, "un Plan que tiene margen de mejora". Martín remató su intervención con un mensaje al PSOE "porque esto acaba en los debates de siempre. No estamos para bloquear la ciudad. Que hayamos fracasado en conseguir un gobierno de izquierda no lo tienen que pagar los ciudadanos".

David Alonso, concejal de Xixón Sí Puede, inició su participación en el debate con la lectura del programa electoral de su organización en cuanto a iniciativas urbanísticas que ahora se ven reflejadas en el Plan General, y la expresión de su sentimiento de dolor tras oír hace unos días a unos vecinos decir que "la política es una mierda que no sirve para nada". Pero, aseguró Alonso, "la política sirve si se hace política en base al interés común a que el municipio mejore". El concejal de Xixón Sí Puede aseguró que los cambios políticos sirven "para enfrentar el modelo medio ambiental de playa verde con el modelo especulativo del Peri 100 al servicio de intereses privados, para enfrentar el modelo de la regasificadora con el modelo de las energías limpias, para enfrentar las zonas de protección ambiental con páramos como la Zalia... fijaros si sirve la política". Y un mensaje final sin destinatario anunciado pero sí reconocible: "Mi agradecimiento a los que quieren hacer política, los demás que hagan lo que quieran".

Así las cosas ahora el Plan General, en su versión revisada, vuelve a quedar en manos de los ciudadanos para la presentación de alegaciones. A las que se sumarán las 1.500 presentadas en el primer proceso de información pública y cuya contestación formal ha quedado en un limbo. Un Plan General que, según Couto, nace "sin confrontación política, desde la participación ciudadana y con el respaldo de la mayoría absoluta del pleno. Un reflejo del sentir mayoritario de los gijoneses.