Un joven gijonés de 28 años acusado por abusar sexualmente de una mujer de 38 años -a la que llevó en taxi hasta su casa cuando ésta estaba en estado de embriaguez- ha sido condenado a siete años y seis meses de cárcel -los que había solicitado la Fiscalía- al considerar probado que es autor responsable de un delito continuado de agresión sexual. La sentencia, emitida por el tribunal de la sección octava de la Audiencia Provincial de Asturias, incluye también la prohibición de comunicación con la víctima y aproximarse a ella a menos de 200 metros durante los próximos ocho años y el pago de una indemnización de 12.000 euros por los daños ocasionados así como las costas del proceso.

Los hechos por los que este gijonés ha sido condenado ahora ocurrieron en el verano del 2016, el día 16 de agosto, de madrugada en la calle Marqués de San Esteban, en la zona de Fomento. El agresor sexual se acercó a su víctima en la calle y comprobó cómo la mujer estaba con sus facultades volitivas prácticamente anuladas debido a una abundante ingesta de alcohol. Tras entablar conversación con ella, cuando estaba sola en la calle, la metió en un taxi y se la llevó hasta su casa. Una vez en el domicilio del joven condenado, éste la llevó a su habitación, la desnudó por completo y la arrojó sobre la cama para después penetrarla vaginalmente en dos ocasiones y bucalmente en una ocasión más.

El tribunal de la sección octava no ha dado credibilidad a la explicación que ofreció el acusado durante la vista oral, celebrada el pasado 14 de septiembre a puerta cerrada, para defenderse de los cargos. Entonces declaró que las relaciones sexuales mantenidas entre ambos habían sido consentidas y "como agradecimiento por la ayuda" que él le había dispensado esa noche que ella estaba ebria. El joven reconoció que se la había llevado a casa "porque ella se lo pidió" y que la desnudó y tiró en la cama sólo para que descansase. Según su relato pasaron tres horas hasta que, una vez despiertos y antes de irse él a trabajar, mantuvieron las relaciones sexuales previo consentimiento de ella. Una explicación desechada por la sentencia que ha visto oportuno enervar la presunción de inocencia de este joven.

Denuncia veraz

La víctima del abuso sexual, que en su día declaró detrás de un biombo para evitar contacto visual con su agresor, argumentó su versión de los hechos, que la sentencia estima creíbles como para emitir un fallo condenatorio. Una valoración fundamentada en los psicólogos forenses que tampoco mostraron dudas de la veracidad del testimonio de la denunciante -que ejerció la acusación particular y estuvo representada por el letrado Ricardo González- por la forma estructurada del relato, la ausencia de beneficio secundario, la persistencia en sus declaraciones y la afectación psicológica que apreciaron al relatarlo, un aspecto éste último "que no era simulado".