Nació con una visión que se convirtió en una misión y que aún tiene plena vigencia hoy en día. La Fundación Hogar de San José celebró ayer la clausura de los actos del 75 aniversario de la entidad y lo hizo con propósito de futuro. Porque, como indicó el director del Hogar, Rafael Piñera, el fruto más inmediato de la reflexión a que ha dado lugar el aniversario es la elaboración de un plan estratégico de futuro. "El objetivo es el de seguir reforzando la atención residencial, la inserción laboral, la educación y el trabajo con las familias, los pilares fundamentales de nuestra labor". Por ahora el plan se encuentra en las primeras fases de desarrollo, con la intención de "seguir mejorando en la calidad del trabajo que hacemos", señala Piñera.

En el acto de ayer se presentó, como colofón a todo un año de actividad, el libreto "Una visión, una misión", escrito por Andrés Barriales. Se trata "no de un libro histórico al uso, sino de una recopilación de vivencias de la mano de la visión del padre Máximo, con reflexiones de su diario desde su llegada a Gijón y la toma de contacto con aquellos niños que no tenían un techo". Con abundante material gráfico de la vida del Hogar, el libreto sirve también para rendir homenaje al barrio de El Natahoyo, que acogió "con gran implicación" la labor del jesuita. Además, se recopilan los nombres de sus directores, y se recuerda a todos los voluntarios y "hogarinos" que pasaron por sus estancias en todos estos años. "Yo invito a ver las fotos, las caras de los primeros niños recogidos, asustados y atemorizados, que se transformaron en satisfacción y alegría gracias a los cuidados del padre Máximo", señala Barriales. Además, la obra recoge la labor de otro jesuita, el padre Campoamor, que a principios del siglo XX acogía a niños pobres en el atrio de la iglesia de San Pedro para darles clases.

En el acto de ayer también intervino Miguel Ángel Segura con la conferencia "Lo que ellos necesitan. La atención a la infancia excluida: un recorrido en el tiempo", con la que el psicólogo quiso hacer un llamamiento a "acercarse a los niños con dificultades con una mirada abierta, de igual a igual, porque es la proximidad y el calor humano lo que verdaderamente cura".

En este sentido, Segura, que también es patrono de la Fundación Hogar de San José, sostiene que "pasado el tiempo, los niños que pasaron por aquí recuerdan caras, personas por encima de metodologías y terapias, que también son necesarias, pero sobre las que debe estar el encuentro humano". Un encuentro que pasa por "ver lo que los niños necesitan, no lo que nosotros creemos que necesitan".

Y, además, "tenemos que tener en cuenta que el término correcto no es el de infancia en riesgo o vulnerable, sino infancia excluida. Porque eso significa que hay alguien excluyente, y eso es de una evidencia supina como estamos viendo en los últimos tiempos", recalcó Segura.

Un broche de oro para una celebración de platino.