A Fastino Ruiz de la Peña (Oviedo, 1969), uno de los pintores más personales de su generación, le interesa poco la creciente conversión del arte en espectáculo al servicio de comisarios, instaladores y "performers" de toda laya. Se siente como el oficiante de una tradición viva a la que siempre podemos añadir algo, pese a las apariencias. ¿Artista de género? Tal vez. Pero de una temática inagotable a la que él aporta una muy apreaciable sensibilidad. Forma parte por derecho propio de esa sustanciosa nómina de grandes paisajistas asturianos: de Piñole a Galano, por dar sólo dos nombres. "Veo la pintura de paisaje como un reto", asegura.

Faustino Ruiz de la Peña, licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca y profesor de Dibujo, inauguró ayer en la galería Bea Villamarín "Snow Ball", una referencia a esas bolas que, al agitarlas, ofrecen un níveo motivo entre sus paredes de cristal. La muestra reúne las últimas obras de un pintor que no exponía en Gijón desde hace seis años, pese a que nunca le ha faltado sala en la ciudad: de Espacio Líquido a Gema Llamazares. Ganador en el año 2008 del Certamen Nacional de Arte de Luarca, el pintor -en cuya obra es evidente un notable dominio del dibujo- ha sostenido sus interés hacia una muy original pintura de paisajes en la que son frecuentes las casas, los árboles o los pájaros.

"Si nos damos cuenta, son los viejos argumentos de la pintura y lo primero que los niños dibujan; mis casas son casi como retratos", explica el artista, muy atento siempre, como él mismo señala, a los procedimientos clásicos de la pintura. Y deja claro que lo suyo no es una "reivindicación" del paisaje como pintura de género, sino una perentoria "necesidad" de pintar eso mismo que vemos en sus cuadros: casas un poco inquietantes junto a las que hay una urraca, un cerdo o un caballo; una hermosa nevada en Hyde Park o la llanisca playa de Ballota.

¿Un pintor hiperrealista? Es secundario. Hay en sus lienzos, en los que trabaja con disciplina y lentitud, un muy particular uso del color y algo así como una cierta pátina de melancolía que recuerda a algunos tratamientos del estadounidense Edward Hooper. Faustino Ruiz de la Peña no se siente a disgusto en los alrededores de los pintores de la llamada "Escuela de Barbizon", aunque tengamos que ir a la mitad del siglo XIX. Hay quien dice que la fotografía hizo innecesaria la pintura de paisaje. Exposiciones como esta de Faustino Ruiz de la Peña, un autor que en muchas ocasiones parte de una foto tomada en Inglaterra o en Estados Unidos, rebaten con contundencia ese viejo aserto.