"Tiene animales muy desarrollados, con pocos defectos y acertó con el cruce de raza que hizo. La mayoría cumplen con el patrón, y están muy bien tratadas y alimentadas, y perfectas de pluma". Una persona muy cercana al gijonés José Ramón Vidal descubre la clave por la que este criador de pita pinta asturiana tiene los mejores ejemplares del momento. Porque Vidal ha ganado con sus gallinas los concursos de Mieres, Tineo y Morcín, el pasado fin de semana, y el 3 de noviembre es el máximo favorito para vencer en Candás.

A sus 56 años este gijonés de Porceyo, aunque vivió anteriormente en La Calzada, ha encontrado el hobby de su vida en la cría de gallinas de raza asturiana. Lo descubrió hace unos cinco años, empezó con tres ejemplares y un gallo, y ahora tiene más de cincuenta. "Es su pasión. Se documentó muy bien, asistió a exposiciones y mejoró muchísimo. Fue cogiendo afición y ahora tiene unos ejemplares muy buenos, y puede ganar muchísimos concursos", dicen en su entorno.

Su mujer, María José, es su mayor apoyo. Ambos comparten afición, y también trabajo. Porque su esposa le acompaña en la cría de los animales y también a la hora de asistir a exposiciones. Pero además ambos trabajan juntos en la empresa familiar de materiales de construcción. "Es una persona muy hábil, que trabaja muy bien el mármol", cuentan sus amigos. A José Ramón Vidal le describen como una persona "voluntariosa, que colabora mucho, seria y muy responsable, que nunca deja nada en el aire porque le gusta tenerlo controlado". Además destacan que otra virtud es "que siempre tiene las ideas claras".

Su otro gran apoyo familiar es su hija Andrea, que se encuentra estudiando Bellas Artes en Navarra, y que hace que su familia sea su modo de vida, porque en Porceyo habita junto a sus padres, que también comparten su pasión por el campo.

¿Y por qué la pinta es tan especial para que enganche a José Ramón y a los socios de la ARPPA (Asociación para la Recuperación de la Pita Pinta Asturiana)?. Pues cuentan los expertos en la materia que la clave es que se trata de una raza mixta, que vale tanto para huevo como carne, y que pone una media de 220 huevos al año. Además dicen los criadores de pita pinta que tiene unas cualidades muy apreciadas en el ámbito gastronómico, al tratarse de una raza muy dura, con animales bastantes dóciles, que no dan problemas, y que duran cerca de cinco o seis años".

José Ramón Vidal tiene repartida su vida entre su trabajo con materiales de construcción y la pita pinta asturiana. Aunque sus dos mundos se cruzan a menudo, y en el carácter de generosidad que va dentro de José Ramón Vidal, está también el detalle de regalar en algunas ocasiones a amigos y clientes algunas docenas de huevos de sus gallinas más glamurosas.

En su vida tiene además tiempo para disfrutar de otro hobbie, que es el mundo de los coches clásicos, con el que asiste a varias concentraciones con su jaguar. Pero la pita siempre va por delante. Porque a modo de anécdota, el pasado de fin de semana tuvo que desechar una llamada para ir a Vegadeo con su coche porque le coincidía al mismo tiempo con la competición que tenía con sus gallinas en Morcín. Precisamente este mundo le está sirviendo para viajar, porque ya ha ido en los últimos meses a exposiciones celebradas en Villablino (León), Vals (Tarragona) o incluso en Francia.

Y en su tiempo libre también encuentra un hueco para disfrutar del fútbol, con el Barcelona, club del que es seguidor, y del que no suele perderse casi ningún partido. Salvo cuando coincide con algún evento en el que la pita pinta es protagonista. Y ahí su prioridad siempre está clara.