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Luis Antonio García Martínez | Capitán de corbeta, segundo comandante del Principado de Asturias

"Llegué a la Armada asustado; con 29 años se asume difícilmente la disciplina"

"Viví un viaje bonito en un patrullero acompañando a las tres carabelas en el V Centenario; tardamos 10 horas más que Colón en llegar"

Luis Antonio García Martínez, delante de la Comandancia de Gijón. M. León

En enero cumplirá 30 años de servicio en la Armada, ha trabajado en Canarias, Palma de Mallorca, Cartagena, Almeria, Ferrol, Santander, y Gijon, su último destino en activo. Se despide con pena y al mismo tiempo con satisfacción por el deber cumplido. El próximo noviembre ingresará en la Escuela de la Marina Civil como profesor asociado. Luis Antonio García Martínez es un hombre afable, muy buena gente.

- Defínase, por favor.

-Nací en Cudillero 1957, soy pixueto, segundo de ocho hermanos. Me considero una persona activa e inquieta, un síntoma general de los marinos. Optimista, trabajador. Soy capitán mercante, capitán de corbeta, capitán de yate, capitán de pesca? Estoy casado y tengo dos hijos.

- ¿Cómo fue su formación?

-Hice el Bachiller en el colegio San Luis de Pravia, interno. Luego empecé Nautica aquí, en la escuela de San Eutiquio, y posteriormente obtuve el título de piloto y de capitán de la Marina Mercante en la Casa del Mar, e hice el doctorado en la Escuela de Náutica de Viesques. Más tarde oposité para ingresar en la Armada y lo conseguí. Entré como alférez de navío. Salí un año a prueba en un barco, era un destructor el "Blas de Lezo".

- ¿Qué es la Armada para usted?

-Una familia. Llegué a ella asustado, tenía 29 años, una edad en que se asume con dificultad la disciplina. Ha sido una experiencia vital. Me he sentido feliz. En la Armada siempre te estás formando, hice la diplomatura en Comunicación Pública en la Universidad Complutense, y la especialización en Seguridad Interior, y en Comunicaciones?

- ¿Ha navegado mucho?

-Mientras estudiaba iba con mi padre a la pesca de bajura, luego en la Marina Mercante navegué ocho años, los últimos en la navegación tramp, es decir, sin línea fija. En la Armada estuve un año en un destructor, y en el patrullero "Serviola" otros tres. En éste hicimos un viaje muy bonito, acompañando a las tres carabelas en el V Centenario del Descubrimiento de América. Había días que apenas avanzábamos debido a la falta de viento. Tardamos diez horas más que Colón en llegar. Sufrimos un abordaje de unos indios canadienses; querían que reconociéramos el genocidio.

- ¿Ha corrido peligro?

-Sufrí un ciclón en la mar cerca de las costas de Florida, en 1982. Maniobramos bien y pudimos superar el conflicto.

- ¿Que le gusta más, navegar o las labores de intendencia?

-Todo tiene su momento, antes navegar me apasionaba y ahora entiendo que mis experiencias adquiridas debo de trasmitirlas a los futuros marinos.

- ¿Qué asignaturas impartirá?

-Son dos, una de Derecho relativa a los convenios internacionales, y la otra forma parte de un máster, Maniobra y Control de la Navegación, ésta es para futuros capitanes.

- ¿Qué clase de barco le gustaría mandar, hoy?

-A estas alturas de la vida, un velero, donde no suenen las máquinas, que sólo se oiga el rumor del trapío.

- ¿En qué época de su vida profesional ha sido más feliz?

-En todas, pero tal vez en ésta final hasta el último minuto.

- ¿Respecto a su carácter, de que se siente más orgulloso?

-De que siempre he prestado ayuda a todos los que me la han pedido. No creo que nadie diga que haya dado una disculpa para no atenderle.

- ¿Le gusta la docencia?

-Mucho. Como profesor asociado voy a disfrutar. Ahora estoy dando cinco horas a la semana, pero partir del 12 de noviembre, tendré una media de 9 semanales.

- ¿Quién ha sido su maestro en la vida?

-Mi padre. Murió hace 20 años.

- ¿Dónde vive?

-Me reparto. Durante la semana vivo en Gijón y los fines de semana en Cudillero donde tengo la casa de toda la vida.

- Tantos viajes? ¿Le ponen muchas multas?

-En todo el tiempo que llevo conduciendo sólo tengo una multa; fue por exceso de velocidad ya que tenía mucha prisa.

- ¿Y le han detenido para soplar alguna vez?

-Sí, varias, pero siempre he dado cero. Los militares nos cuidamos más porque sería un mal ejemplo.

- ¿A quién expulsaría del hemiciclo?

-A aquel que no sea coherente y que no defienda los intereses generales.

- ¿Y de la sociedad?

-A los que son ajenos al dolor de los demás.

- ¿Deportivamente, que le gusta?

-Nunca fui futbolero. En Cudillero gana el Sporting.

- ¿Qué hobbies tiene?

-Son muchos. Me gusta trabajar con la madera, cuidar el huerto y un invernadero diminuto que tengo, me gusta el estudio?

- ¿Y qué teme?

-A la falta de salud.

- ¿Siente cariño a la bandera?

-Sí, es el símbolo de la patria. Recuerdo que en el viaje que hicimos escoltando a las carabelas, llevamos a varios chicos que estaban haciendo la mili. Había dos que eran de Sama de Langreo, y se pitorreaban de todo. Pero al final de la travesía habían aprendido a venerar la bandera, la cuidaban, iban al asta de popa para desenrollarla y que flameara. La sentían como propia.

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