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NAZARIO MARTÍN | Catedrático de Química Orgánica en la Universidad Complutense de Madrid

"La ciencia no entiende de atajos: los jóvenes que se van fuera son casi irrecuperables"

"La mayoría de los virus son estructuras globulares; nosotros tratamos de imitar su morfología esférica para combatirlos"

Nazario Martín, ayer, en el Antiguo Instituto. MARCOS LEÓN

Una superbola de azúcar para luchar contra el ébola. Eso es lo que Nazario Martín León (Madrid, 25 de marzo de 1956), catedrático de Química Orgánica en la Universidad Complutense de Madrid, y otros investigadores españoles han diseñado para combatir el temido virus. "Imitamos su morfología", resume Martín en el Centro de Cultura Antiguo Instituto, donde ayer inauguró las XII Jornadas Jovellanos de Divulgación Científica con la conferencia "Bolas de azúcar de fullerenos contra el virus del ébola". Martín es director adjunto del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Nanociencia (IDEMA) y presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), que aglutina a más de 80 sociedades y a 4.000 investigadores.

- ¿Qué relación hay entre el azúcar y el ébola?

-Todos los virus llevan ARN en su interior, una cápsula de proteína que encierra esa cadena y, en su parte más externa, hay una densa capa de carbohidratos. Los virus utilizan normalmente estos azúcares para interaccionar con el receptor celular, que suele ser una proteína. Dicho con otras palabras, los azúcares se utilizan para reconocer la puerta de entrada a la célula. Ahora la cuestión es: ¿qué pintan aquí las nanoestructuras de carbono? La mayoría de los virus son estructuras globulares, esféricas. Y la única molécula que proporciona una plataforma esférica donde poder anclar los azúcares es el fullereno. Eso es lo que supimos ver en nuestro trabajo (publicado el año pasado en la revista Nature Chemistry). La idea es imitar la morfología de un virus; imitar la naturaleza. Aunque estas bolas en principio son más pequeñas, de 4 o 5 nanómetros, frente a las de un virus, que pueden medir 50 o 100, sabemos que haciendo uso de química supramolecular podemos conseguir agregados del tamaño de 50 nanómetros.

- ¿Las han probado en seres vivos?

-Las hemos utilizado en ensayos in vitro con células humanas modificadas y son muy eficaces. Yo diría que son las moléculas más eficaces para inhibir la infección por el virus del ébola. Ahora estamos en fase de dar el salto a los ensayos en vivo, es decir, a utilizar ratones, empleando el virus real. Sin embargo, pasar de una célula a un ser vivo es un mundo. El problema es que ello requiere unas condiciones de seguridad biológica muy altas y ese tipo de laboratorios no existen en España. Hay uno en Francia, con el que estamos en contacto.

- ¿Por qué el ébola y no otro virus?

-Porque este es un trabajo de colaboración en donde participan un grupo de expertos en la síntesis de azúcares, otro grupo, como el nuestro, especializado en las nanoestructuras de carbono y otro, en el virus del ébola. No se puede estudiar un virus si previamente no se ha hecho una puesta a punto de él. Ahora nosotros vamos a empezar a hacer estudios con el zika, en el que llevan trabajando los biólogos más de un año. ¿Por qué, por tanto, el virus del ébola? Porque las condiciones ya estaban estudiadas y porque hace dos años el ébola estaba de rabiosa actualidad. Nosotros llevamos estudiando esto, aunque parezca reciente, unos ocho años y es ahora cuando estamos viendo que hay moléculas muy interesantes. Pero hay que decir todavía que es más lo desconocido que lo conocido.

- ¿Las supermoléculas de azúcar podría abrir la puerta a nuevos tipos de fármacos?

-Sería estupendo que por tener esta estructura globular pudiésemos hacer moléculas que compitiesen con el virus del ébola por el receptor celular. La célula es como si fuese una habitación y el virus, para penetrar en ella, necesita la llave de la puerta; no entra a través de las paredes. La clave aquí es quién consigue la llave primero. Si nosotros la metemos antes de que llegue el virus, éste ya no podría entrar en la célula.

- ¿Es la primera vez que se imita la morfología de un virus?

-Es la primera vez que se utiliza una plataforma de carbono, que además es esférica. Esa propiedad la tiene el fullereno y nunca se había empleado tal y como nosotros lo estamos planteando.

- ¿Ha mejorado algo la ciencia desde el inicio de la crisis?

-La ciencia en España no está bien: ha sufrido una caída de inversión de más del 35% desde el 2009. En este tiempo, la desinversión ha sido de entre 15 y 20.000 millones de euros. Y esto no es como hacer autopistas, que el año que viene hacemos una inversión más fuerte y ya está. La ciencia no entiende de atajos y los jóvenes que se nos van son prácticamente irrecuperables. No solamente se invierte cada vez menos, sino que además el año pasado la inversión fue solo del 38%. Esto quiere decir que se dejaron más de la mitad de los presupuestos sin gastar. Es terrible y cada vez nos hacemos más pequeños. Si la crisis, según nuestro presidente, ya empieza a pasar, esto en la ciencia no lo hemos visto aún.

- ¿Y podremos recuperarnos?

-Aunque sea duro decirlo, yo pienso que ahora no hay voluntad. No creo que entre las prioridades del Gobierno esté dotar económicamente a la ciencia para llegar a la media europea. Porque esto no se logra de la noche a la mañana, tiene que hacerse de manera sostenida. La realidad es que se está repartiendo miseria: cada vez los proyectos están peor financiados y seguimos con una Agencia Estatal de Investigación que son paredes. No tendría que funcionar a plazos de un año como lo hace ahora con Hacienda, porque de esta forma nadie sabe cuándo salen los proyectos ni cuándo se resuelven las becas. Es un caos organizativo. Una cosa tan simple y tan básica como ésta no se ha conseguido solucionar, ni ahora ni antes. Por tanto, ya no es que estemos faltos de fondos, es que las cosas que no cuestan nada tampoco se hacen. Con todo, cada vez estamos más lejos de Europa.

- Hay fuga de cerebros, pero a los que quieren volver no les damos facilidades.

-Las universidades o se reinventan o tendrán problemas. Representan casi el 50% de la investigación que se realiza en España, pero es verdad que el sistema universitario hace que nuevas figuras, como los Cajales o Juan de la Cierva, no sea el acceso natural del funcionariado y surge un conflicto entre departamentos.

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