Era un acto de etiqueta y Sabino García Vallina, el protagonista de tanto despliegue. Pero el presidente de la ingeniería gijonesa TSK, premio Astur Manager al "Empresario del Año", impregnó la gala de sencillez y humildad. El sierense -natural de Celles, aunque afincado en Gijón- insistió en que el éxito de su compañía, con un millar de empleos y una facturación que este año rondará los 1.000 millones de euros, no es de quien lidera (que también), sino de los trabajadores. "Nuestro mayor valor son las personas", repitió hasta tres veces en el Real Club de Golf de Castiello ante más de 250 invitados. Entre ellos, el presidente del Principado, Javier Fernández, que calificó a García Vallina de "símbolo de la Asturias que avanza, que es capaz y progresa" y felicitó a los empresarios asturianos por "hacer patria preocupándose de saltar y superar fronteras, nunca de edificarlas", en referencia a la crisis catalana.

La noche tuvo seis discursos. El primero de ellos, el de Belarmino Feito, fundador de Asturfeito y candidato a presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), aunque tomó la palabra como responsable de la entidad convocante, Astur Manager, que cumple un cuarto de siglo. "Celebramos las bodas de plata con un premiado de oro", resumió Feito, que considera a Sabino García Vallina como "un referente y un empresario con mayúsculas". Feito arrancó el primer aplauso del público tras leer la carta de Joaquín García, hijo del homenajeado, que está en Ciudad de México tejiendo nuevos proyectos para TSK. "Querido Sabino, querido papá", empezaba el escrito, dejando claro que allí no se iba a glosar sólo el perfil empresario, sino también el familiar.

Del "paisano, del amigo, del personaje de carne y hueso, del hombre desprendido y generoso que te abre las puertas de su casa y que participa, discretamente, en obras sociales" habló el director de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, Francisco García, encargado de presentar al premiado. De García Vallina desveló que prefiere el plato de cuchara a las "delicatesen", la carne al marisco, que otorga principal relevancia a su familia y sus nietas, y que de un tiempo a esta parte se ha aficionado al estudio de la pintura asturiana. Sabino posee la mejor colección privada de Nicanor Piñole, pero "no se detiene en este o aquel cuadro", sino en una vieja fotografía en la que aparece junto a su padre Ovidio en el mercado de ganado de Pola de Siero.

Su familia acaparó las primeras palabras del homenajeado, que con su espontaneidad provocó risas y lágrimas a los asistentes. Su mujer Conchita Rico, sus hermanas, Enedina y Josefina García, su hermano Urbano "Bani", su nieta Inés, su hija y su nuera... Y hasta su madre Enedina, que por su edad -está a punto de cumplir los 95 años- no pudo ver sonrojarse a su hijo Sabino después de tanto halago. "Nuestro mayor valor son las personas y seguirá siendo así pese a la digitalización", reiteró García Vallina, que a renglón seguido manifestó: "Asistimos a una revolución tecnológica, pero no hay que olvidar que detrás de cada revolución, hay varios revolucionarios".

El presidente de la ingeniería gijonesa, que adquirió TSK con otros socios en 1990, cuatro años después de su fundación en el seno del antiguo grupo Erpo, regaló un "sabio consejo" al público: "Rodearos de gente mejor que vosotros; esa es la clave para alcanzar el éxito". "Nosotros hemos triunfado porque alineamos los valores corporativos con los valores de las personas", agregó el ingeniero, también Asturiano del mes de LA NUEVA ESPAÑA.

Pedro Luis Fernández, presidente en funciones de FADE, fue el siguiente en coger el micrófono. "Ser ejemplo es la única manera de influir y necesitamos ejemplos. Sabino lo es, pese a su modestia", aseguró. También elogió al sierense el portavoz del gobierno municipal de Gijón, Fernando Couto, -la alcaldesa, Carmen Moriyón llegó al final del acto-. "Es una figura que escasea, porque a pesar de que su empresa esté presente en 35 países y cuatro continentes, Sabino no olvida a la gente", afirmó. "TSK es pasado y presente, es rentable, es asturiana y es gijonesa", reivindicó Couto, coincidiendo con su trigésimo aniversario.

El presidente del Gobierno del Principado, Javier Fernández, puso el broche final a la gala con un discurso en el que entremezcló la crisis de Cataluña con el sector empresarial. "Darle la simple enhorabuena me parece quedarme corto -indicó en referencia a Sabino García Vallina- (...). Eres un orgullo para nuestra tierra, un ejemplo que nos hace creer en nuestras propias posibilidades, un símbolo de la Asturias que es capaz, que progresa, que avanza, suma y no se detiene nunca por difíciles que sean las circunstancias". Fernández felicitó asimismo a Astur Manager por su cuarto de siglo de vida y por extensión a los empresarios: "Sois constructores de la marca Asturias".

El presidente socialista se refirió a "la mayor crisis político- institucional de nuestra democracia" y acusó a los políticos independentistas de "tirar por la borda las reglas del juego y hasta las de la propia convivencia", fracturando las previsiones de crecimiento. Fue en este momento cuando Javier Fernández ensalzó al empresariado regional: "Les felicito por llevar la bandera de la asturianía por el mundo, con las credenciales de la calidad de su trabajo, prestigiando a Asturias cuando la presentan como una comunidad inclusiva y solidaria. Ustedes hacen patria preocupándose de saltar y superar fronteras, nunca de edificarlas".

Final de los discursos, entrega de un ramo de flores a Conchita Rico, la mujer del homenajeado, e inicio de una cena, que a Sabino García Vallina le supo a gloria.