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Míticos de Gijón

¡Quedaste peor que El Bóer!

De la actuación de un supuesto hijo del Transvaal en la plaza de toros de El Bibio en junio del año 1905

¡Quedaste peor que El Bóer!

En la plaza de toros de El Bibio, que había sido inaugurada en el año 1888, estuvo con su aspecto tan estrafalario El Bóer, un "torero" que debutó en Gijón el 11 de junio de 1905 con un fracaso estrepitoso. En la tradición local gijonesa esa actuación quedó como ejemplo de fracaso con una expresión que fue muy popular durante muchos años: "¡Quedaste peor que El Bóer!".

En efecto, Kregel Basch Lesspes, "El Bóer", vestía el clásico traje de luces, pero adornado con un sombrero tipo los Tercios de Flandes y tenía, además, una frondosa barba -cosa realmente insólita en un torero, antes y ahora- y lo peor era, por lo que la prensa cuenta, que no tenía ni idea del arte de Cúchares: "Perdió la capa, perdió el sombrero y a poco pierde las barbas que la gente suponía postizas". Cuentan las hazañas de El Bóer tanto José Manuel Lorenzo Fernández, "Fernández del Humedal", en "Efemérides y curiosidades Gijonesas" (1936) y en "Historia del Gijón taurino" (1947), como José Manuel Sirgo Díaz en "Plaza de toros de Gijón. Cien años de historia 1888-1988" (1988), y comentan que el verdadero nombre de El Bóer era el de Toribio Torrelodones y que no había nacido en África, como él difundía, sino en Paracuellos, cerca de Madrid.

Las guerras de los bóeres fue un conflicto entre los colonos holandeses o bóeres establecidos al sur de África al invadir su territorio las tropas del Imperio Británico. De ahí tomó el nombre el torero que se defendía como podía: "Es que los toros a los que me enfrentaba en Transvaal y Ciudad del Cabo no son iguales que estos".

Él vendía que había sido un héroe de guerra, encarcelado luego y que, tras evadirse de su prisión, acabó en Francia, donde asistió a alguna corrida de toros. Y le entró la afición.

Muchos años más tarde del desastre de El Bóer, el 14 de diciembre de 1958, vemos en la portada de LA NUEVA ESPAÑA la fotografía de otro torero estrafalario que recorría las plazas de España. Su estatura llegaba a los dos metros ("con una planta desgarbada", decía el diario) y era natural de Hamburgo. Decía llamarse Wisgand Schmidt.

Pero digamos que hubo otros que en Gijón quedaron aún "peor que El Bóer". Vemos un caso. ¡Vaya escándalo en El Bibio el domingo 13 de junio de 1926! Por San Antonio también. No se trataba de una corrida de toros propiamente dicha sino de una novillada en la que intervenían (mejor, estaba previsto que interviniesen) los ¿diestros? Eladio Amorós, que había protagonizado ese mismo año 1926 la película "El niño de las monjas"; Benito Martín, conocido como "Rubichi", y Romerito.

Como si se tratase de un titular periodístico de la época, aquellos en los que no faltaban líneas y que prácticamente lo resumían todo, podemos titular así: "Numeroso público acude el domingo a la anunciada corrida de novillos-toros, ninguno de los cuales es lidiado. Los tres toreros a la cárcel con sus respectivas cuadrillas. Varios espontáneos son heridos". Ese era el titular, ni más ni menos.

El primer novillo, parece ser que de impresionante aspecto, no pudo ser sujetado, ya que era realmente bravo y, por otra parte, el ruedo estaba bastante empapado por la lluvia. Ninguno de los tres espadas, ni nadie de sus cuadrillas, lo lograban y el novillo rompió un burladero y varios metros de barrera. Entonces saltó al ruedo un espontáneo llamado José Rodríguez, de apodo "Pepetillo", natural de Cimavilla, que consiguió dar unos pases ayudado por su chaqueta clásica marinera, azul mahón. Fue herido "Pepetillo" y lo trasladaron al hospital. Otro espontáneo saltó enseguida, un sobrino del torero local Praderito, Alfredo Díaz del Busto, "Praderito II", también del barrio alto, dando pases con cierta dignidad. A todo esto Eladio Amorós, el primer espada y director de lidia, junto a Rubichi y Romerito, permanecían a buen recaudo, muertos de miedo tras el burladero.

Saltó al ruedo otro aficionado, Alfredo Cadenas, que animado con el grito de ¡échale valor, Cadenas!, que con el paso del tiempo fue muy popular en Gijón, intentó poner "pundonor y vergüenza torera", pero fue herido de forma leve al igual que Gervasio Riera, conocido como "Huñolero", que fue volteado al saltar el toro la barrera. No salió ningún novillo más, la corrida se suspendió y los tres toreros fueron llevados a la cárcel de El Coto donde estarán un par de días. Al salir manifestaron que no era el miedo sino el mal estado de la arena de El Bibio lo que les impidió torear. Además se ofrecían a demostrar su valor el domingo siguiente.

Tuvieron la oportunidad. Porque, efectivamente, saltaron al ruedo a los siete días con la plaza enteramente llena dada la publicidad que los hechos tuvieron durante toda la semana. Pocos espectadores de la frustrada corrida quisieron que se les devolviese el dinero, y acudieron acompañados de amigos y familia a la nueva versión del espectáculo taurino, de donde habían salido, la semana anterior, "sobrecogidos, risueños e indignados".

Fue también un desastre, "un saldo de toreros o toreros de saldo", pero se mataron, "se asesinaron" decían los aficionados, las seis reses. Eso sí, el público aplaudía por cualquier motivo y todo fue un jolgorio con El Bibio a rebosar. Amorós, Rubichi y Romerito fueron breves y los novillos buenos y suaves... Según los críticos, "unas mantecadas de Astorga..."

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