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JAVIER GÓMEZ DÍAZ | FINALISTA DEL PREMIO AL MEJOR PROFESOR, OTORGADO POR LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE ESCUELAS DE NEGOCIOS

Maestro de futbolistas y de altos directivos

Exjugador de la cantera del Sporting y entrenador de históricos de la región, daba clases particulares de Matemáticas a los 14 años, antes de fundar su propia academia

Maestro de futbolistas y de altos directivos

El entrenador que Asturias vio alzarse campeón de la Copa Federación con el Langreo es ahora uno de los mejores profesores de las Escuelas de Negocios de toda España. José Javier Gómez Díaz (Gijón, 16-9-1964) acaba de recibir esta última distinción hace escasos días, ampliando un currículum tan rico como exitoso. Formador vocacional, el carácter de superación convirtió al niño de 14 años que daba clases particulares a otros críos en su barrio de La Calzada mientras jugaba en las categorías inferiores del Sporting, en un hombre que fundó su propia Academia de Estudios, brilló en los banquillos del fútbol regional y vive ahora un dulce momento como guía de altos directivos en el ámbito empresarial.

Un breve repaso al currículum de Javi, como le conoce casi todo el mundo, refleja el carácter inquieto del mayor de los dos hijos de Jovita y Jaime. Ingeniero Industrial, en la especialidad de electrotecnia y energías renovables por la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, y máster MBA Executive por la Escuela Europea de Negocios, sus experiencias profesionales han ido desde la dirección de Deusto Formación, academia de estudios que él mismo creó, pasando por la dirección comercial de Dista Ingeniería y la labor como consultor de desarrollo de negocio de SGI Peninsular Management antes de dirigir la Escuela Europea de Negocios en Asturias. Hasta ahí se resume lo estrictamente profesional. Lo deportivo da para más.

Creció en el barrio de La Calzada, donde siendo alumno del desaparecido Colegio Sagrado Corazón comenzó a jugar al fútbol. No tardó en llamar la atención del Sporting, que le fichó en alevines. Fue el inicio de dieciséis años como jugador rojiblanco, llegando hasta el Sporting B, las puertas del primer equipo. Formó parte de una quinta de futbolistas de éxito como Marcelino García Toral, Juan Carlos Ablanedo e Iñaki Eraña, y todavía recuerda con orgullo el subcampeonato de España que logró como componente de la selección asturiana infantil, tras disputar la final en un escenario como el Santiago Bernabeu. Aquel lateral derecho técnico y "sangrín" encontraba tiempo para seguir atento a los libros en el IES Padre Feijoo y dar alguna clase particular de Matemáticas o Física y Química, asignaturas que, más tarde, muchos gijoneses aprobarían gracias a él. Primero, cuando alternó la carrera con la labor de profesor de la Academia Estel. Después, en su propia academia, con sede ahora en la calle gijonesa del mismo nombre de aquel centro educativo donde todo empezó.

Javi, que había ejercido de ingeniero tres años y que ya tenía la academia a tope de chavales con ganas de aprobar, se apoyó en su hermano Carlos para continuar creciendo en lo profesional y en lo deportivo. El Sporting perdió a un futbolista que cerraría su carrera a los 26 años tras pasar por Gijón Industrial, Lealtad y Camocha, para ganar a un entrenador. Dirigió en las categorías inferiores del conjunto rojiblanco durante seis campañas, después de empezar en el Codema, de la mano de su amigo Manolo Leiso. El siguiente paso fue entrenar a la selección asturiana sub-14 antes de dar el salto a los banquillos de Tercera División. Siero, Langreo, Llanes y Candás estuvieron en sus manos, aunque en el último año, el 2013, acabó un poco "quemado". Hacía poco que se había convertido en director de la Escuela de Negocios de Asturias, y el día, por mucho que este gijonés lo estire, tiene veinticuatro horas.

Flori Suárez, la mujer que conoció de chaval en un Carmín de la Pola y de la que ya nunca más se separó, es cómplice y víctima del ajetreado ritmo de Javi. Ni la paz del paisaje de Baldornón, la parroquia natal de Flori y donde se casaron y residen desde entonces, templó el nervio de su marido. Un carácter emprendedor que heredó su hija, Claudia, a la que apoyó para irse a estudiar Administración y Dirección de Empresas a Santander y también para participar en un rally solidario en el Sahara, a bordo de un Renault 4L, junto a la hija del mítico piloto Chus Puras. Hubo que tragar saliva, pero aceptó. Tiene carácter, pero se deja ganar y gana mediante el diálogo.

En un mundo voraz como el de los negocios, Javi, como buen formador, busca sacar provecho de su posición para ayudar a los demás. Y no sólo para educar. Lo demostró hace pocos meses con el torneo de fútbol que organizó en favor de la lucha contra el cáncer para rendir homenaje a Saúl Lara, el jugador que tuvo a sus órdenes y cuyo triste fallecimiento por esta enfermedad le dejó tocado. Solidario y valiente para asesorar al grupo empresarial Golplus en el objetivo de intentar reflotar a un muy tocado Real Avilés y también para prestar sus conocimientos para relanzar la Fundación de Quini, no deja de lado la innovación. Está detrás de la aplicación informática Spodha, una herramienta para deportistas amateur que analiza su actividad física y lanza consejos médicos. Y tiene en mente más cosas.

Su reacción tras convertirse en finalista del premio al mejor profesor otorgado por la Asociación Española de Escuelas de Negocios, representando a la Escuela Europea y SMAT Business School, es que empieza a tener ganas ya de volver a entrenar a algún equipo de fútbol. Lo meditará durante esos domingos dedicados a disfrutar de los arroces que prepara su madre, esos que siempre están ricos, y que se convierten en el único remanso de paz para este maestro del fútbol y los negocios en permanente crecimiento.

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