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Parque de Isabel la Católica: el museo abandonado

El jardín cuenta con un par de docenas de elementos singulares que están descuidados y sin identificación

Pintada en la estatua de Romualdo Alvargonzález. H. B.

En el parque de Isabel La Católica, abierto al público hace 70 años, hay un par de docenas de elementos singulares que en su mayor parte carecen de una mínima identificación que permita a los visitantes del recinto saber cuál es su nombre, su autor, su cronología y sus singularidades. Y lo que no tiene nombre no existe. Quienes recorran el parque se perderán así este auténtico museo al aire libre, una colección artística actualmente abandonada a su suerte.

El pasado 11 de noviembre el Ateneo Obrero de Gijón denunció esta deficiencia organizando una yincana en la que los participantes asumieron el reto de descubrir diez de las piezas más relevantes, fechadas entre el siglo XVII y la década de 1960. Todas ellas carentes de identificación, todas ellas deficitarias en mantenimiento.

El éxito de la parte lúdica apenas pudo contrarrestar la sensación de desolación que causa ver otras muchas obras cubiertas de suciedad o comidas por la maleza. Y aún es peor comprobar cómo otras han ido desapareciendo. Hace ya tiempo que se retiraron del parque esculturas como dos de las estatuas que formaron parte de la fachada de los Campos Elíseos (1876), el busto de Manuel Álvarez-Laviada (Manuel Álvarez Agudo, 1965) o la sutil "Travesuras" (Francisco González Macías, 1968). Un viaje de ida sin vuelta y sin explicación.

Contrasta con esta situación que, en lo que llevamos de mandato, la única iniciativa del gobierno municipal vinculada a este espacio público sólo se haya preocupado por convertirlo en un recinto para ferias gastronómicas, lo que da buena idea de la deriva en la que nos encontramos en materia de política cultural y en la dudosa gestión que se hace de nuestro patrimonio público.

Mientras tanto ahí languidece uno de los equipamientos que fue orgullo de la ciudad y que hoy causa sonrojo a quien lo visite.

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