Arcelor-Mittal comenzó ayer a operar, en fase de pruebas, con los nuevos electrofiltros para reducir las emisiones contaminantes en los convertidores de la acería gijonesa. Se trata de una inversión cercana a los cinco millones de euros que estará plenamente operativa en aproximadamente una semana, "suponiendo una notable mejora desde el punto de vista medioambiental" según sostienen fuentes sindicales.

La mejora es relevante, dado que sendos estudios sobre contaminación en Gijón, elaborados por encargo del Principado en 2015, destacaban que los convertidores de la acería gijonesa (en los que el arrabio de los hornos altos se transforma en acero) eran unos de los principales focos contaminantes de la factoría siderúrgica, junto a las plantas de sinterización (en las que se prepara el mineral de hierro para su envío a los hornos altos).

Los nuevos electrofiltros mejorarán el sistema de captación de humos de los convertidores. Se trata de una inversión que se suma a la adaptación de las campanas de extracción de la colada continua de la acería, para aceros ricos en azufre o plomo rondó el millón de euros ya efectuada, por motivos de seguridad laboral.

La dirección asturiana de la siderúrgica ha estudiado otro paquete de inversiones medioambientales que ya han sido aprobadas por la dirección europea de la que depende Asturias, pero que aún están pendientes de su autorización por el comité de inversiones de Arcelor en Luxemburgo.

La activación en pruebas de los nuevos electrofiltros de los convertidores se pusieron en marcha al día siguiente de que se registraran dos incidentes consecutivos en la factoría siderúrgica que se tradujeron en emisiones difusas a la atmósfera y en una ralentización de la producción el pasado martes.

A media mañana se producía una avería en un convertidor de la acería, al no cerrarse su puerta, con lo que se produjo una humareda con partículas metálicas que escapó a los sistemas de captación y filtrado.

Horas después, al mediodía, se produjo un escape durante el sangrado en uno de los hornos altos, en la piquera norte, cuyas causas se están investigando. La empresa tuvo que reducir la presión interna del horno alto para atajar la salida de humos por la piquera, reduciendo así el problema ambiental, pero ralentizando la producción del horno.