El profesor de bioingeniería de la Universidad Carlos III e integrante de la división de biomedicina epitelial del CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas), el gijonés José Luis Jorcano, lamentó ayer que se haya elegido Ámsterdam como sede para la Agencia Europea del Medicamento, cuando hasta la crisis independentista en Cataluña una de las candidaturas favoritas era Barcelona. "Jamás este país se dará cuenta del daño que esto nos ha producido. Eso ha sido una pérdida fundamental para este país. Los que estamos metidos en el mundo de la biomedicina sabemos que eso es una cosa absolutamente lamentable", indicó.

Jorcano hizo esta reflexión poco antes de pronunciar una conferencia organizada por Astur manager en Laboral Centro de Arte titulada "Bioimpresión 3D de tejidos y órganos: un paso hacia la fábrica de órganos del futuro". El profesor gijonés lideró el equipo científico que ha logrado por primera vez producir piel humana funcional utilizando impresoras 3D. Ayer, aseguró que en los próximos años se irá avanzando en este terreno hacia la fabricación de órganos cada vez más complejos mediante bioimpresión y vaticinó que en el plazo de 10 a 15 años ya se podrá crear con esta técnica un corazón.

La Agencia del Medicamento será precisamente quien tenga que autorizar el uso para trasplantes en humanos de los órganos que se creen mediante bioimpresión, sometidos a la misma normativa de fabricación de medicamentos, lo que supone un procedimiento largo y costoso. A la vez que rentable. Jorcano estima que el negocio en torno a los usos médicos de piel humana fabricada con bioimpresión, a partir de una biopsia del paciente, será en 2024 de unos 22.000 millones de dólares anuales. En cuanto al uso de esa piel bioimpresa para testear medicamentos, cosméticos o productos químicos -algo sometido a menor regulación- la cifra de negocio rondará los 17.000 millones de dólares anuales.

Estas expectativas económicas son las que ayer llevaron a José Luis Jorcano a considerar que en el futuro habrá fábricas de bioimpresión, con edificios enteros dedicados a ello, y que la tecnología irá avanzando para poder fabricar órganos cada vez más complejos.

En la actualidad su equipo produce piel funcional, algo que ya se podía hacer con cultivo manual. El siguiente paso, dotar a esa piel de folículos pilosos -fundamentales en los procesos de cicatrización- y otras glándulas requerirá del uso de la bioimpresión, ya que no se puede lograr mediante el método tradicional de cultivo de piel. La bioimpresión también ayudará a reducir costes en la producción de piel.

Lo siguiente que se conseguirá, y en lo que ya están investigando varios equipos, es la bioimpresión de tejidos sencillos, no muy complejos, como los cilíndricos, tal como uretras o vasos sanguíneos, así como cartílago y huesos planos. "En órganos más complejos, como un corazón, se está investigando cómo construir su vascularización, sus vasos sanguíneos. La previsión es que entre 10 y 15 años se llegue" a poder imprimir este tipo de órganos.

Conquista del espacio

Jorcano considera que la bioimpresión es "imparable" porque aunque el coste de su desarrollo tecnológico es importante, su uso clínico reducirá en gran medida los costes sanitarios, por ejemplo, disminuyendo los días de hospitalización respecto a un tratamiento médico clásico.

Otra de sus visiones de futuro es que se almacenarán en bancos células madre de los recién nacidos, por si en el futuro necesitan un trasplante, y crear mediante bioimpresión el órgano. El cuerpo tendrá recambios, en palabras del profesor.

La bioimpresión también ayudará a la humanidad a colonizar el espacio: La NASA y la ESA han convocado ya proyectos de investigación al respecto. El desafío no es simple, porque la biología es compleja. Jorcano recordó que en una década de carrera espacial Estados Unidos logró poner un hombre en la luna, mientras que desde hace más de cuarenta años se busca una cura para el cáncer.