El vecino del barrio del Polígono que el pasado mes de enero trató de acabar con la vida de un Policía Nacional jubilado con un machete aceptó ayer una condena de seis años y seis meses de cárcel, en la vista oral que se celebró en los juzgados de Gijón. El acusado, que se encontraba desde que fue detenido por esta agresión en prisión provisional, comunicada y sin fianza, manifestó ante el juez sentirse "muy arrepentido" de lo que hizo. Durante la instrucción se valoró que padecía un trastorno mixto de la personalidad y dependencia a diversas sustancias.

Según se puso de manifiesto en el relato del fiscal, el ahora sentenciado ocultó su rostro con una braga para esperar a la salida del agente jubilado de su domicilio, vecino también del barrio del Polígono. Le esperó con un machete en la mano de veinte centímetros y medio de hoja y lanzó varias puñaladas a la altura del abdomen de su víctima "con ánimo de acabar con su vida y de forma sorpresiva". El expolicía trató de repeler el ataque poniendo sus brazos por delante pero su atacante repitió la acción y logró apuñalarle en dos ocasiones. El agente trató de escapar pero fue perseguido por el procesado al grito de "no escapes, poli cabrón" hasta que escuchó unas sirenas de la Policía y optó por regresar a su domicilio y esconder el machete en el buzón, sin éxito. Volvió a salir a la calle y fue detenido en la avenida de Portugal. "Acabo de apuñalar a un hijo de puta", señaló al ser arrestado.

Reparación parcial del daño

La vista oral, que se inició esta mañana en la sección octava de la Audiencia Provincial, fue un proceso rápido. Después de que David G. P. aceptase los hechos ocurridos fueron pocos los testimonios ofrecidos al renunciar las partes a la mayoría de testigos citados. Dos de ellos, que presenciaron la agresión o los momentos inmediatamente posteriores a la misma, ratificaron haber visto al acusado con un arma blanca y un braga tapándole el rostro para atacar a su víctima. El agredido, policía jubilado, también ratificó su versión de los hechos. Lo hizo tras un biombo para evitar el contacto visual con su atacante.

Los peritos que examinaron el estado mental del procesado, en prisión preventiva desde la Comisión de los hechos, también confirmaron su diagnóstico. David G. P. sufre un trastorno mixto de personalidad y dependencia a diversas sustancias aunque eso no le impedía comprender la ilicitud de sus actos por lo que determinaron que podía ser imputado. No obstante sí reafirmaron que esas condiciones influian en su capacidad volitiva, por lo que se tuvo en cuenta como atenuante. También, la Fiscalía apreció la reparación parcial del daño -el acusado ingresó 19.104 euros para hacer frente a la responsabilidad civil para víctima y Sespa- por lo que rebajó su petición inicial de privación de libertad de once años a seis años y medio de cárcel. A esta nueva petición se adhirieron tanto la acusación particular como la defensa del acusado.